Ábalos da doctrina

SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo

El número tres del PSOE es un hombre singular. Sin ser exactamente un monumento a la elocuencia, José Luis Ábalos sabe expresarse lo justo para que se le entienda todo. Ábalos es lo que antaño se llamaba maestro de escuela, que a los elitistas les parecerá una titulación insuficiente para llegar a ser secretario de Organización del primer partido de España y ministro de Fomento. Lo dicho, el número 3. Claro que menos títulos tiene la número 2. Es verdad que el número 1 es licenciado, porque su tesis doctoral fue elaborada mediante un plagio masivo.

Ábalos comenzó su carrera política como un modesto concejal en Valencia, donde se enamoró de Carolina Perles, agente de la Policía Local, a la que convirtió en su tercera esposa. Después la enchufó como vocal y tesorera de la Fundación Fidelso, de la que también fue nombrado vocal su suegro, Mario Perles. Después de la moción de censura que instaló a la doctor S. en La Moncloa, Carolina Perles fue nombrada asesora del delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, José Manuel Rodríguez Uribes. Esta es una prueba evidente por sí misma de que la izquierda sí sabe lo que tiene que hacer con las mujeres y cómo colocarlas, al revés de lo que le pasa a la derecha, en opinión de Carmen Calvo. El presi, todo hay que decirlo, ha colocado mejor a su parienta.

El ministro Ábalos fue entrevistado en Los Desayunos de TVE y dio allí testimonio de la ronda de conversaciones que Pedro Sánchez va a mantener consigo mismo y con el resto de los candidatos, con La Moncloa haciendo el papel de La Zarzuela y él el del Jefe del Estado. Ábalos envió un mensaje a Pablo Casado y Albert Rivera para instarles a «priorizar los intereses de España». Retó al PP a «predicar con el ejemplo» de las presiones que aplicó al PSOE en el pasado. Asombroso ejercicio de lógica alternativa. Priorizar los intereses de España, dice un portavoz cualificado del partido que ganó una moción de censura y la Presidencia del Gobierno pactando con todos los partidos que quieren destruir España: los populistas de extrema izquierda agrupados en Unidas Podemos y Podemas, los golpistas catalanes, ERC y JxCat, los herederos de ETA de EH Bildu y los nacionalistas vascos que van de mediopensionistas. También llama la atención que este hombre no llegue a asumir como un aspecto posible de la cuestión que Casado responda con la pauta acuñada por Sánchez: «No es no. ¿Qué parte del ‘no’ no entiende?».

Ábalos no sueña con un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias. Él, como su jefe, prefiere gobernar en solitario. Eso sí: el objetivo fundamental es gobernar, si no puede ser a solas será en compañía de otros, en pacto con Unidas Podemos con los que sumarían 165 y necesitarían la abstención de ERC o bien las del PNV, EH Bildu y el diputado solitario de ‘Revilluca’, cuesten lo que cuesten.

Uno, que no tiene vocación de mártir, sería partidario de la coalición con Ciudadanos, que también son dados al cambio. Pero el mínimo sufrimiento no nos va a hacer espabilar, como pudimos comprobar durante el desastre de Zapatero. Es hora de apurar la copa del horror hasta las heces, de ver qué pasa cuando el SMI suba de 900 a 1.200 euros a instancias de los asesores de la revolución bolivariana. Y que cada cual se aplique su receta preferida. Los demás nos aplicaremos a la máxima de Talleyrand: «Solo el que ha vivido antes de la revolución conoce la dulzura de vivir».