ABC-LUIS VENTOSO

«Llamad a Efe y decid que planeo convocar elecciones en abril»

LA política británica es más sinuosa que las carreteras de los escarpados cañones de la Ribeira Sacra orensana. Repleta de sobrentendidos y de recovecos leguleyos, cuesta desentrañarla. Cuando me tocó contarla en este periódico, al principio me resultaba confusa. Una tarde, tomando una pinta –o dos– con mi gran amigo londinense, el historiador Robert Goodwin, le conté mi contrariedad. Bob se río y me dio un consejo: «Tú lo que tienes que hacer es ver “Yes, minister”». Funcionó. Y encima lo pasé bien. «Yes, minister», y su secuela «Yes, prime minister», eran el programa de televisión favorito de Margaret Thatcher. Una comedia de situación de capitulillos de media hora, que narraba las perrerías que se hacían un primer ministro y los fontaneros del Número 10 de Downing Street. A pesar de su naturaleza cómica, aquella serie ochentera refleja bien las cañerías de Whitehall. Isabel II incluso concedió el título de «sir» a sus protagonistas.

Inmersos en la era de las series, Netflix podría animarse con los regates, líos, trampas, trolas y trapazas del gran Sánchez y su estratega de márketing, Redondo, un ex asesor del PP hoy al servicio del PSOE (y en el futuro, de quien pague). Como título cabrían varios, desde el obvio, «Manual de resistencia», hasta otros de raigambre clásica: «Entre pillos anda el juego», «Agárralo como puedas» o «Sopa de ganso».

Cada jornada gubernamental da para un capítulo. El de ayer podría titularse «Jugando al trile con las urnas». Un día después de una manifestación de 150.000 españoles contra sus cesiones a los separatistas y en demanda de elecciones, el presidente se levanta en su Moncloa, contempla ufano su espigada planta en el espejo y mientras se ajusta su corbatita estrecha imparte una instrucción a Redondo: «Iván, llamad a Efe y decidles que publiquen que sopeso convocar elecciones el 14 o el 28 de abril». Dicho y hecho. La agencia estatal, convertida en una herramienta más de los enredos sanchistas, divulga de mañana la noticia citando «fuentes del Ejecutivo». Se trata de ver si los socios separatistas se amedrentan y no le tumban sus presupuestos el miércoles al gran ego.

Acto seguido, los ministros que deambulan por las televisiones se declaran en Babia sobre ese adelanto electoral revelado por su jefe. Nadie entiende nada. En paralelo, la siempre enfurruñada Carmen Calvo, personaje estelar en nuestra telecomedia, abronca a quienes se manifestaron el domingo a favor de la Constitución acusándolos de «anticonstitucionales». Pepiño Blanco, hecho un pincel en reaparición estelar desde su spa bruselense, los insulta: «Fachas». Todo en víspera del inicio del juicio contra los golpistas que quisieron cepillarse España en 2017, y que ahora sostienen a Sánchez. Por la tarde, las mismas fuentes monclovitas que a la mañana hablaban de elecciones en abril, van y lo desmienten. El Gobierno cierra otro día de gloria recuperando a su ministro sin cartera (Franco), y amenazando a su familia con desenterrarlo en quince días.

Y así discurre otra productiva jornada de nuestro Ejecutivo progresista, feminista, exhumador, mentirómano y hueco. Baja del cielo, ¡Berlanga!, que hay tema.