Aragón y su liberación nacional… de Cataluña

CARMELO JORDÁ – LIBERTAD DIGITAL – 16/11/16

· La extrema izquierda española, que es el ámbito ‘intelectual’ en el que se mueve Podemos, es independentista hasta extremos ridículos.

Algunos saludaron la llegada de Podemos como la aparición, por fin, de una izquierda nacional en España, inmenso chasco se estarán llevando los pobres, la verdad. Es cierto que los líderes del partido morado utilizan de vez en cuando palabras como patria, pero se les queda en una cosa medio bolivariana, y al final si tu patria es «la gente» y «los de abajo» y otros eslóganes por el estilo, eso es otra cosa, no patria.

Probablemente ni siquiera se trata de algo pretendido por Iglesias y el núcleo fundador de Podemos; de hecho, como buenos bolcheviques –puede que un poco caribeños, pero bolcheviques al fin y al cabo–, eso de que todo el poder sea para un único sóviet, su sóviet, les viene muy al gusto.

Pero la extrema izquierda española, que es el ámbito intelectual en el que se mueve Podemos, es independentista hasta extremos ridículos: no sólo lo son los de siempre, sino también los canarios, los andaluces, los de los países b de los Països… hasta en Castilla encontramos independentistas, que ya hay que estar demenciado –políticamente, por supuesto– para querer que Castilla se independice de su obra magna, que es España.
 
Así que a mí el giro independentista de Echenique me ha sorprendido muy poco: por qué no va a ser una nación Aragón, debe de haber pensado el podemita de origen argentino, si aquí todo el mundo tiene la suya. Oiga, pues puesta así la cosa, igual hay que darle la razón y todo.

Hay una parte mala en esto de la proliferación de naciones, bueno, en realidad hay muchas, pero me refiero a una en la que quizá no hayan reparado los propios fabricantes de naciones al modo del churrero: que al final alguna de ellas acabará por ser creada no contra España, sino contra otra de esas naciones de los pueblos tan estupendas.

Aragón, sin ir más lejos, yo creo que va a tener más pelea por lograr su liberación nacional con Cataluña, esa otra nación expansionista y un poco choriza –si no que se lo pregunten a los de Villanueva de Sigena– con la que comparte tantos kilómetros de frontera y con la que quieren obligarle a compartir una lengua y no sé cuantas cosas más, ninguna demasiado del gusto de los aragoneses.

Lo más bonito de la batalla –esperemos que sólo política– será ver a la cabeza de las huestes de uno y otro lado a Echenique y a Pisarello: se ve que madre no hay más que una, pero las madres patrias se cuentan por docenas.