Así se gestó la protesta en la Universidad Autónoma

EL MUNDO 20/10/16

· Los organizadores boicotearon el acto centrando en los GAL sus críticas a González

«Nos enteramos por el periódico de Cebrián de que vendría con Felipe González a dar una charla y decidimos montar una reunión entre las asociaciones de la Autónoma para ver qué hacíamos al respecto», explica a EL MUNDO un miembro de la Federación Estudiantil Libertaria (FEL), uno de los colectivos que participó ayer en el boicot contra el ex presidente y el directivo de Prisa.

La ruidosa protesta vivida durante la mañana de ayer en el hall y los pasillos de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid no fue algo espontáneo. Se trataba de una acción política concienzudamente calculada para no dejar cabos sueltos y evitar así que hubiera problemas.

La planificación se ha traducido en lo que la propia FEL, de corte anarquista-libertario, califica como «un éxito», ya que consiguieron cumplir su objetivo inicial: «El boicot del acto». Sin embargo, la repercusión mediática de la protesta ha provocado el miedo entre sus participantes y organizadores. «La Policía ha identificado a cuatro personas que llevaban una pancarta en los momentos previos al boicot y esperamos que no les detengan por la noche», explicaban desde el colectivo con preocupación.

La identificación se produjo en los aledaños de la facultad de Psicología de la Autónoma. Allí se reunieron sus 300 participantes para acudir, juntos, al hall de Derecho con todas las herramientas de protesta preparadas: las caretas de cartón con nombres de muertos a manos de los GAL que, según los participantes, constituyen «una forma de honrar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado»; la pancarta principal, cuyo lema fue acordado en la asamblea previa y reza «Felipe González y Juan Luis Cebrián, no sois bienvenidos»; los lemas a gritar, principalmente «fuera fascistas de la Universidad» y «no pasarán»; además de un protocolo de seguridad.

Dicho protocolo, en este grupo compuesto por jóvenes de entre 18 y 22 años, consiste en informar a los participantes sobre cómo deben comportarse durante la protesta. «Básicamente, se trata de que todo el mundo vaya unido, que nadie haga nada que no esté acordado y que siempre haya algún abogado presente por si se produce alguna detención», explican desde la FEL.

Sin embargo, reconocen que «cuando protestan 300 personas juntas es imposible controlar a todo el mundo». Según su versión, en el boicot aparecieron símbolos «no autorizados» por los organizadores. Entre ellos, los que más controversia han provocado son una pancarta pidiendo la reagrupación de los presos de ETA y una bandera de Izquierda Castellana, un partido marxista-soberanista que participó en la coalición Unidos Podemos en las últimas elecciones generales del pasado junio.

«Se nos ha acusado de ser de Podemos, pero ninguno de los organizadores de esta protesta tiene relación con esa o cualquier otra formación política estatal. Nuestra protesta se ha organizado con una perspectiva libertaria y pacífica», aseguran.

Finalmente, las dos horas de gritos y caceroladas se saldaron sin que Cebrián y González llegasen, siquiera, a tener contacto visual con los estudiantes.