Basta de histeria

HERMANN TERTSCH – ABC – 28/01/17

· Los líderes europeos se han dedicado a satisfacer la hostilidad hacia Trump en vez de buscar formas de entendimiento.

En Europa, pasa desde hace siglos, se ven pajas ajenas y no vigas propias. Todos se escandalizan con las formas nada ortodoxas del nuevo presidente norteamericano. Pero olvidan que los principales líderes europeos han pasado un año ridiculizando al candidato que, mala suerte, ganó las elecciones del 8 de noviembre. Y que todos ellos se han inmiscuido en las elecciones con sus descalificaciones, tanto o más que los rusos con sus cacareados «hackeos». Eso tampoco es muy ortodoxo.

Los líderes europeos se han dedicado a satisfacer esa hostilidad de su prensa y opinión pública hacia Trump en vez de buscar formas razonables de entendimiento. Es peor falta de profesionalidad que la que achacan al presidente. Ahora, pese a la histeria mediática en Europa y en los medios norteamericanos que se han erigido en principal oposición al presidente, la racionalidad podría comenzar a imponerse en las capitales europeas.

Theresa May está en Washington para establecer una relación más especial si cabe con EE.UU. cuando el Reino Unido quede liberado de sus lazos con la UE. Y en la UE, los líderes que sobrevivan a 2017 tendrán que buscar fórmulas de trato con Trump en beneficio de ambas partes.

Si Merkel sigue tendrá que abandonar esa superioridad moral que solo perjudica a todos. Trump no tiene prejuicios políticos e ideológicos y todos debieran saber sacar ventajas de ello. Ayer dejó claro que no se legalizará la tortura porque su secretario de defensa no la considera necesaria. Dijo que no sabe si se llevará bien o mal con Vladímir Putin. Que puede pasar lo uno y lo otro. Y declaró su pleno apoyo a la OTAN, eso sí, con el resto de los miembros cumpliendo sus obligaciones. Lo que nunca han hecho hasta ahora.

Trump no es un loco ni un imbécil ni un ignorante como tantos han pretendido. Todos tendrán que buscar formas de adoptarse a lo que es sin duda un terremoto político e ideológico de dimensiones históricas. Como todos los grandes cambios conlleva riesgos. Pero también inmensas oportunidades.