Borrell a Europa

SANTIAGO GONZÁLEZ-EL MUNDO

JOSÉ Borrell es un socialista con la biografía traicionada. Todo el que haya seguido su carrera no tiene más remedio que preguntarse: «¿Qué hace un hombre como él en un Gobierno como este?» En sus buenos viejos tiempos yo lo admiré mucho, aunque a veces sorprendiera a los más adeptos de los suyos. En 1994, siendo ministro de Obras Públicas, ordenó erradicar el toro de Osborne de las carreteras españolas, además de sancionar a la empresa anunciadora con una multa de un millón y una peseta por infracción de la Ley de Carreteras.

El Tribunal Supremo acabó indultando el toro que había creado Manolo Prieto en 1956 para anunciar Veterano en función de su interés cultural y artístico y las 97 siluetas que aún quedaban entonces en España quedaron campeando sobre sus oteros, vigilando las carreteras españolas. Debo confesar que aquel fue el comienzo de mi distanciamiento del ministro. Andy Warhol reprodujo unas latas de sopa seis años más tarde, que con mucho menos mérito acabaron exponiéndose en el MOMA, erigidas en un icono del arte pop. Basta un plano del toro al comienzo de una película para que cualquier espectador sepa que está ante un paisaje español, pongamos que hablo de Bigas Luna y su ‘Jamón, Jamón’. Si Prieto hubiera sido norteamericano, su toro tendría una sala en el Museo de Arte Moderno.

Era de común conocimiento que Borrell acabaría encabezando la lista electoral del PSOE a las elecciones europeas. Lo sabíamos todos desde que un Rufián de ERC anunció que «Podemos nos propuso durante un tiempo la cabeza de Borrell a cambio de nuestro apoyo a los presupuestos. Dijeron que ellos presionarían para que Sánchez hiciera ese gesto. Les dijimos que ojalá el problema fuera Borrell». Rufián había montado un bonito patín en el Congreso aquel día en que su compañero Jordi Salvador hizo el amago de escupir al ministro mientras abandonaba el hemiciclo. Borrell es para los borricos de Esquerra un icono del mal, mientras ellos eran el genuino ‘ruc català’, que es el macizo de la raza, como diría Juliana, siempre tan atento a estas cosas. No es que Rufián merezca mucha credibilidad, pongamos que la misma que Sánchez, pero su predicción de noviembre se ha cumplido, no digo más.