ABC-IGNACIO CAMACHO

«Si pudiera, prohibiría a mis candidatos leer encuestas. Cuando las leen, el votante ya puede haber cambiado de idea»

«TE digan lo que te digan, ningún gabinete de campaña se puede fiar en este momento de las predicciones de las encuestas. Ni siquiera de las buenas, por afinada que esté la estimación y por grande que sea la muestra. A lo sumo sirven, eso sí, para elaborar mapas de tendencias, seleccionar temas prioritarios o saber qué territorios hay que batir con más fuerza». Lleva un sondeo calentito en una gruesa carpeta de papeles de estrategia. Pero sabe que tanto su partido como los demás van prácticamente a ciegas, e irán así hasta el final porque muchos votantes cambian a cada rato de idea. «O igual nos equivocamos todos y esta vez los pronósticos aciertan. Si pudiese, les prohibiría a mis candidatos que los leyeran porque no se dan cuenta de que cuando los leen, el elector ya puede haber mutado de preferencia. El último mensaje de whatssap influye más que cualquiera de nuestras propuestas. Sí, claro que también estamos en eso, a ver de dónde crees que viene lo que te llega».

«Hombre, con todo, yo te diría que va a ganar Sánchez, eso no hay quien lo mueva. Con el retroceso de Podemos se lleva casi todo el voto de la izquierda. Pero la victoria por bloques, que es la que importa, va a depender de mínimas diferencias. Y es verdad que Vox, en teoría, puede desequilibrar en favor del PSOE algunos o bastantes escaños en las provincias pequeñas, donde el último diputado dependerá de los restos de unas pocas mesas. Pero tampoco me atrevería a afirmarlo con absoluta certeza; tal vez, como pasó en Andalucía, lleve a las urnas a gente que de otra manera se abstendría y le acabe dando consistencia a la movilización de la derecha. Hasta el recuento no vamos a saber si suma o resta. El Gobierno, desde luego, está convencido de que le conviene ponerlo en el centro de la agenda. No tienes más que fijarte en el espacio que le conceden los medios de su cuerda a cualquier machada que diga, no ya Abascal, sino un candidato por Cuenca. Ahora, que eso también lo creía Susana Díaz y ya viste la sorpresa… Si alimentas una hoguera te puedes chamuscar las manos en ella».

«Te diré una cosa en cualquier caso: no tengo claro que la investidura esté garantizada con la mayoría de uno de los bandos. Por un lado, Ciudadanos se puede negar a pactar con un Vox en plan gallardo; por el otro, no es seguro que a Sánchez, en pleno juicio del procés, le convenga repetir la alianza Frankestein con este nacionalismo arriscado. Estaría cómodo, como Rajoy, con un período en funciones largo, durmiendo en el famoso colchón de Moncloa y viajando a las cumbres europeas en el Falcon. Y si aguantara ese tirón más allá del verano y forzase la repetición electoral, los adversarios ya no podrían acusarlo de vender el Estado. ¿Mucha cábala, no? Quizá, pero si quieres hacer prospectiva no descartes nada de antemano. Sobre todo nada que signifique que el presidente prolongue su mandato…».