CDC colapsa secuestrada por la CUP y ERC

EL CONFIDENCIAL 02/08/16
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS

En letra minúscula o mayúscula –a preferencia del consumidor- ayer fue un día histórico para el nacionalismo catalán mutado a independentismo. Y hoy puede serlo también si el PP actúa en el Congreso como lo hizo en el Senado, es decir, negándose a acceder a que tenga grupo parlamentario propio. Si tal sucede esta misma mañana, lo que es probable, la ex CDC y hoy PDC, con ocho diputados, deberá refugiarse en el grupo mixto por primera vez desde la legislatura constituyente: las Cortes de 1977. No sólo perderá protagonismo en la tribuna y en los medios, sino que quedará privada de los abundantes recursos de que disfrutan los grupos parlamentarios.

Para un partido con las sedes embargadas y en la indigencia, el episodio no podría ser de peor factura, luego de que trató de jugar a dos barajas: pactar en Madrid con el PP la Mesa del Congreso (19 de julio), al tiempo que en Barcelona (27 de julio), en comandita con ERC y la CUP, desafiaba al Tribunal Constitucional y aprobaba la “desconexión” de Cataluña con España. Un acuerdo parlamentario que el órgano de garantías constitucionales suspendió ayer cautelarmente advirtiendo a Carme Forcadell, presidenta de la Cámara, de la verosímil posibilidad de que se abra contra ella la vía penal por una presunta desobediencia de la que hay un precedente –con algunas diferencias- en la condena del Tribunal Supremo al que fuera su homónimo en el Parlamento Vasco, Juan María Atutxa.

Por primera vez en la historia democrática, Convergencia pasará a integrarse en el Grupo Mixto. Perderá una importante parte de la financiación del Senado: cerca de un millón y medio de euros

El Partido Popular si, como parece, llegó a un pacto con Homs –dudosamente necesario- para hacer un trueque (despejar la designación de la Mesa del Congreso a cambio de acceder a que tuviera grupo propio), es evidente que se confundió y que ahora debería rectificar porque las circunstancias políticas han cambiado de formar radical entre el 19 y el 27 de julio. Los exconvergentes han venido suponiendo que ellos podían satisfacer los instintos políticos destructivos de la CUP –no muy diferentes a los de ERC- y, al mismo tiempo, incrustarse en el sistema que se boicotea desde Cataluña sin que nada sucediese.

Este doble juego ha llegado a su final. Ya en el Principado, el actual PDC es una fuerza política entrampada en una coalición (JxS) con los republicanos que depende de los anticapitalistas de la CUP que desde septiembre del año pasado se han cargado la carrera política de Artur Mas, han obligado a Puigdemont y a Junqueras a prorrogar los presupuestos pese a haberse comprometido a sostener a su Gobierno y que amenazan con no darle la confianza al presidente de la Generalitat el 28 de septiembre si éste no convoca en 2017 un referéndum de independencia–obviamente, unilateralmente. Se llegaría, si así sucediese, a unas nuevas elecciones en las que CDC/PDC quedaría seguramente laminada.

Si llegó a un pacto con Homs para hacer un trueque, es evidente que se confundió y que ahora debería rectificar porque las circunstancias han cambiado

La refundación de Convèrgencia Democrática Cataluña y su sustitución por el Partido Demócrata Catalán ha sido un grave error de táctica y de estrategia. Hubiese sido suficiente cambiar los estatutos y la dirección de CDC –sin Mas, sin Homs, sin Munté…- para rectificar el rumbo de un proceso soberanista que ha capitalizado por completo la izquierda independentista que, como primera providencia, se ha propuesto, y logrado, triturar a la derecha que el partido fundado por Pujol representaba.

La CUP, con la aquiescencia de ERC, quiere llegar al Estado propio –y no necesariamente en Europa- purgando a una fuerza política que, por mucho que se refunde, tiene el ADN en el autonomismo de Roca i Junyent, padre de la Constitución y en el posibilismo del pujolismo. El salto del nacionalismo al independentismo ha destruido a CDC. Lo ha hecho en Cataluña, y, a partir de ayer y hoy, también en Madrid al negarle todos los partidos el apoyo para mantener la ficción de una “cortesía parlamentaria” que se sustanciaba en una clamorosa incoherencia.

¿Qué fue de aquel histórico partido versátil y “atrapalotodo”?

Con la ex CDC –o con el actual PDC- sólo quieren pactar, para someterlo a sus dictados, la CUP y, por extensión, ERC. El 27 de julio, en el Parlamento catalán hasta los comunes de CSQP votaron en contra de la desconexión; el PSC no participó en la votación y Ciudadanos y PP se ausentaron. La marginación de la ex CDC en las Cortes–y no por efecto del Reglamento del Senado y del Congreso, aunque también- hace colapsar a los otrora nacionalistas y les sitúa en una impensable –sobre todo para ellos- cuneta política. Sin grupos parlamentario en Madrid, con la legítima advertencia del TC de que la presidenta –incluso la Mesa- del Parlamento puede ser encausada penalmente, con Mas guillotinado y resentido, sin presupuestos en la Generalitat y con Puigdemont dependiendo de los humores radicales de la CUP ¿qué fue de aquel histórico partido versátil y “atrapalotodo”?

Rehén de los peores radicalismos, sólo queda el eco de su error histórico que nadie quiere compartir con él y cuyas consecuencias benefician a los que le abrazaron como lo hacen los osos: con dos zarpas, la de la CUP y la de ERC. Y lo peor es que hay procesos que una vez avanzados ya no son reversibles. El designio de CDC es naufragar en esta absurda e innecesaria travesía a Ítaca.