Ciudadanos, o la contenta irrelevancia

LIBERTAD DIGITAL 20/12/16
GUILLERMO DUPUY

· Ciudadanos no nació para ser una alternativa liberal al consenso socialdemócrata, sino para combatir la desidia del PP y el PSOE ante el nacionalismo.

Por mucho que casi nadie quiera reconocerlo, hace años que la tímida derecha liberal que llegó a ser el PP de Aznar dejó de tener representación parlamentaria en nuestro país, y ese hueco no lo va a ocupa una formación socialdemócrata como es Ciudadanos, por mucho que en sus estatutos pase a considerarse liberal. Mientras Ciudadanos siga respaldando la asfixiante presión fiscal que padecemos y el insostenible gasto público de nuestro demencial y disgregador modelo autonómico, la formación de Albert Rivera tendrá mucho de «progresista» pero de liberal tendrá lo poco que tienen UPyD, Convergència y muchos otros partidos de ALDE.

Lo peor, sin embargo, no es eso. Lo peor es que Ciudadanos se haya olvidado de para qué nació. Y no lo hizo para ser una alternativa liberal al consenso socialdemócrata que, con distintos matices, y tras la felonía del PP rajoyesco, ha terminado por acaparar la escena política española. Ni siquiera el leit motiv de Ciudadanos fue el de combatir la corrupción económica de los dos grandes partidos, aunque lógicamente haya hecho suya esta bandera. Ciudadanos nació para combatir la deriva y la condescendencia de los dos grandes partidos nacionales hacia el nacionalismo. Y hace mucho tiempo que la posición de Ciudadanos no se distingue en modo alguno de la desidia con la que el PP y el PSOE se enfrentan a la que es sin duda la más grave crisis que padece nuestro país.

Se quejaba con toda razón este lunes Cayetana Álvarez de Toledo del papelón que está haciendo Sáenz de Santamaría ante el secesionismo catalán y de que la ponencia territorial que va a presentar en el Congreso de febrero se resuma en que «el PP quiere restar poder a las diputaciones». Sin embargo, ¿qué pedagogía ha hecho y está haciendo Ciudadanos a favor de la aplicación del articulo 155 de nuestra Constitución, o a favor de que el FLA no dé un solo euro más a los gobernantes autonómicos catalanes mientras sigan sin acatar el orden constitucional y desviando fondos públicos al ilegal proceso de secesión? Sencillamente, ninguna.

No voy a entrar ahora en si la democracia interna y la regeneración por la que abogaba Ciudadanos pasa por los castigos que acaba de anunciar para la disidencia interna, pero ¿qué decir de su mucho más grave silencio ante el último atropello a la independencia del poder judicial que ha perpetrado el PP de Rajoy por el que serán los fiscales –y no lo jueces– los que pasarán a instruir las causas judiciales?

Ciudadanos se ha convertido en un tiempo récord en un partido irrelevante. Y no lo digo sólo por algo que muchos olvidan, como es el hecho de que el desgobierno del PP sólo depende de la abstención del PSOE, sino también por su escaso interés en unas nuevas elecciones en las que sus escaños podrían tener el poder de influencia que ahora no tienen. Lo peor es que no ofrecen una política alternativa al desgobierno al que nos abocaron las ultimas elecciones. Y que parecen estar contentos con ello.