Ciudadanos S.A, la utopía de Rivera

LIBERTAD DIGITAL 06/05/16
MARIANO ALONSO

El líder centrista quiere que el partido funcione como una gran empresa; los diputados reciben formación simulando debates y entrevistas.

Para bien y para mal, Ciudadanos lleva una década siendo Albert Rivera y lo va a seguir siendo al menos durante unos cuantos años más. La impronta del aún joven político catalán impregna prácticamente cada rincón de la formación nacida en 2006 tras el manifiesto de un grupo de intelectuales catalanes desafectos al nacionalismo. Uno de los más significados, -junto a Francesc de Carreras– el periodista Arcadi Espada (hoy totalmente al margen de la cúpula centrista, a la que muchas veces lanza dardos críticos en sus columnas) afirmaba hace poco que el partido naranja es un ejemplo de «gestación por encargo». Sin duda, Rivera parece haberlo entendido así, pues la criatura, con sus virtudes y sus defectos, no puede negar quién la ha criado, por mucho que otros se ocuparan del alumbramiento.

Rivera terminó hastiado de las inagotables polémicas internas en las que se vio inmersa la formación durante sus tres primeros años de vida, hasta que en 2009, en plena «UCI política», se conjuró con los pocos que no le habían dejado por UPyD (algunos en importantes cargos del partido ahora) por alguno de los partidos tradicionales o simplemente habían desistido de remar en una barca cada vez más a la deriva.
 
Eso y su experiencia por la misma época en EEUU, donde impartió cursos con asesores de Barack Obama, terminaron de moldear su modelo ideal de partido. «Albert quiere que esto funcione como una gran empresa«, asegura uno de sus más estrechos colaboradores. «En otros sitios la mitad de las reuniones se va en cotilleos o en dimes y diretes políticos, con él todo es distinto, va al grano: qué se vota en esta proposición y por qué, cuál es la línea, habla de eso y no permite que nadie se ande por las ramas» asegura una de las personas que desde hace menos tiempo trabaja a su lado. «Yo le veo como un CEO«, afirma uno de los dirigentes de Ciudadanos con más experiencia en el sector privado; «la estrategia la elabora él, y es raro que falle, la comunicación también, es un hombre partido, o un partido hombre, algo insólito», comenta uno de los trabajadores del grupo parlamentario ajeno a la estructura orgánica del partido naranja. En una de las primeras reuniones del grupo parlamentario centrista, Rivera pidió que un documento explicativo sobre cuestiones logísticas no se entregara hasta el final de la sesión. «Que si no os distraéis», les dijo a sus diputados.
 
Juegos de rol con «La Sexta Noche»
La mentalidad empresarial del presidente de Ciudadanos llega al paroxismo en su apuesta por empresas de cazatalentos que seleccionan parte de su personal y en los cursos de formación que durante los escasos meses de la fallida undécima legislatura han recibido los diputados centristas. Sesiones de coaching (especialidad de la que es particularmente devoto y con la que Pablo Iglesias trató de ridiculizarle en uno de los debates electorales) o de formación de comunicadores de asistencia inexcusable. Hasta el punto de que quienes han perdido alguna han tenido que realizarla más tarde. En una de las salas del Congreso donde habitualmente se reúne el grupo al completo se ha podido ver más de una tarde a apenas tres o cuatro diputados en una especie de clases de recuperación.
 
La formación se intensifica ahora ante la inminencia de una nueva cita electoral, para la que Ciudadanos aspira a realizar una campaña con más portavoces que la vivida en diciembre. En una especie de juego de rol, donde entre otros se involucra, aunque en un papel de maestro, Luis Garicano, un diputado puede ejercer por unos minutos de dirigente de Podemos, del PP o de Iñaki López, el presentador de ‘La Sexta Noche’, para interpelar a otro compañero y ponerle a prueba.
 
Los resultados, como en todo proceso formativo, son desiguales. Hay quien ha progresado y ha sido premiado con apariciones estelares en la tribuna del Congreso o en tertulias televisivas y, por contra, los hay que han decepcionado profundamente a la dirección del grupo parlamentario, como expresa uno de sus miembros: «Quien no aproveche la oportunidad que tiene de estar aquí, representando a quienes le han votado en su circunscripción, no merece ocupar un escaño«. En una de esas sesiones hubo quien se quedó en blanco al ser preguntado por una cuestión esencial del programa electoral, algo que la cúpula riverista no está dispuesta a tolerar.
Los nuevos pretorianos de Rivera
Otro indicio de la impronta profesional que está marcando Rivera son los colaboradores de los que se ha rodeado en el último año para su salto definitivo a la política nacional. Ahora juega en primera división y quiere a los mejores.
 
Desde el pasado verano su sombra como jefe de prensa es Daniel Bardavío, una de las personas que mejor conoce los entresijos institucionales y mediáticos de Madrid. Bardavío fue jefe de prensa de la presidencia del Senado, cuyo departamento renovó por completo, y desde antes de la campaña estaba integrado en los equipos de estrategia del partido. La profesionalización de la maquinaria naranja en cuestión de relación con los medios llevada a cabo el último año es obra suya.
 
Además, desde hace apenas un mes Rivera cuenta con una nueva jefa de gabinete, María Castiella, quien hasta hace poco trabajaba en La Moncloa como asesora del presidente del Gobierno para asuntos europeos.
Las primarias no son la solución definitiva
Pero sin duda, en el aspecto que Ciudadanos quiere que se note más la profesionalización del partido es en sus candidaturas, donde todavía, reconocen en privado, queda mucho por hacer. El sistema de primarias para los militantes, que eligen los cinco primeros puestos de cada lista, es un avance con respecto a lo que ocurre en otras formaciones, pero como admiten algunos dirigentes centristas, tiene vicios difíciles de corregir, sobre todo cuanto más pequeñas son las agrupaciones, al no haber suficiente masa crítica en el electorado y estar éste demasiado contaminado por filias y fobias internas.
 
En realidad, las únicas primarias creíbles que se han llevado a cabo fueron las que designaron hace un año a Begoña Villacís candidata al Ayuntamiento de Madrid, tras imponerse por escaso margen a Jaime Trabuchelli, después de que ambos debatiesen en público en los micrófonos de esRadio con Federico Jiménez Losantos de moderador.
 
Por eso, las primarias abiertas a la ciudadanía que en algunos lugares ya ha llevado a cabo el PSOE no son mal vistas y serían un modelo a estudiar en el próximo congreso del partido, el cuarto, que tendrá lugar en septiembre.
 
Rivera quiere un partido que funcione como una empresa y que, como afirma en multitud de ocasiones: «No le tenga miedo al talento«. Ocurre que en el mundo de la política los resultados, finalmente, los otorgan unos consumidores algo particulares llamados votantes. El próximo 26 de junio el líder centrista conocerá cómo valoran el ejercicio 2015-2016 de Ciudadanos S.A.