Conspiración a plazos

IGNACIO CAMACHO – ABC – 29/03/16

· Toda conspiración requiere una elección oportuna del momento y Susana Díaz no acaba de encontrar el suyo.

· El PSOE está escindido en una esquizofrenia política: con sus peores resultados de esta democracia puede alcanzar el Gobierno. Más aún, el presidente de ese Gabinete puede ser un candidato que quedó cuarto en la primera circunscripción nacional. Ante esa paradoja los críticos de Pedro Sánchez, encabezados por Susana Díaz, llevan tres meses sin atreverse a liquidarlo. Todo golpe de mano requiere una elección oportuna del momento y los susanistas no acaban de encontrar el suyo.

Esta es una conjura muy rara en la que los conspiradores negocian los plazos con su presunta víctima como los bancos con un moroso. Como criatura de aparato que es, Díaz sabe que con las cosas de comer no se juega en los partidos y que el suyo no le perdonaría la interferencia en una negociación de poder. La presidenta andaluza no oculta sus ambiciones, pero su carrera tiene problemas con los tiempos; lleva casi dos años pisándose a sí misma el calendario.

Así las cosas, Sánchez sobrevive agarrado a una expectativa. Le quedan cuatro semanas para cumplir su sueño presidencial o despeñarse en su aventurerismo. Depende de Pablo Iglesias, que duda y espera, cada vez más presionado por los problemas internos y por una expectativa electoral en proceso de achique. No es improbable que acabe cediendo. En ese caso el fracaso del candidato socialista obtendría una recompensa insólita: de derrota en derrota hasta la victoria final. La presión de Díaz, que marró su primer ataque tras las elecciones de diciembre, se ha convertido en el hálito que sostiene a su rival sin otra alternativa que el poder o el desahucio.

Ahora ha sido la propia Susana, apurada por la agenda, la que ha forzado un empate, un segundo armisticio al lograr que se aplace el congreso en el que tal vez se decida a postularse al liderazgo. Es la esperanza del Ibex y escucha voces de ánimo en la vieja guardia socialdemócrata recelosa del pacto con Podemos.

En la última semana lanzó a todos sus peones a anunciar que estaba dispuesta a presentarse en cualquier caso, pero le viene bien un respiro que le aclare el panorama para no dar otro paso en falso. Su proyecto es confuso: quiere mandar en el partido, pero no ser candidata, y para ello necesita que Sánchez falle en la formación de Gobierno y se vuelva a estrellar si se repiten las elecciones. Demasiados condicionales para una apuesta. Alérgica a las primarias, pretende triunfar por cooptación y eso le facilita la defensa a su adversario, un tipo correoso que está urgido por la desesperación y le gana en osadía.

A Sánchez le beneficia la indeterminación porque se ha acostumbrado a vivir no ya en el alambre, sino colgado de la brocha con la que aspira a encalar las paredes de La Moncloa. Si al final sale presidente por carambola, a Díaz se le pondrá cara de José Bono. Aunque este parecía un cardenal y ella tiene más bien rostro de Dolorosa.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 29/03/16