Decimos que llueve

EL MUNDO 14/09/16
JORGE BUSTOS

A VECES llega la lluvia a mojar problemas resecos con el fin de que florezcan como si fuesen nuevos. Es el otoño húmedo de lo penal que en el PP riega el abono de la corrupción. Matas, Bárcenas, Barberá, De Guindos, cada uno en su laberinto de muy distinto reproche, buscando el modo de salir vivos del fin del verano como sale vivo ahora el toro de Tordesillas, quizá sin tanta fortuna. A veces la lluvia refresca cainismos aplazados con el fin de sustituir a la gente por el bando. Es la pelea cismática de Podemos, cuyos partisanos han madurado tan rápido que ya miden lo mismo que la endogamia de sus mayores. A veces llueve también sobre el búnker de Ferraz, impermeable aún a razones que repiquetean monótonas sobre el amianto mental de un líder acartonado. Este aguacero nos trae el recuerdo de su muerte política, aunque no será en París. Y llueve sobre el centro, que más no puede mojarse, y cae sobre Cataluña y Euskadi un ácido granizo identitario.

Los vemos mear, pero decimos que llueve.