El entorno rural, bastión invencible del PP en Galicia

EL MUNDO 14/09/16

· Frente al avance de otras fuerzas en las ciudades, los ‘populares’ gozan de un inmenso apoyo en los pueblos y las aldeas que pervive desde los tiempos de Fraga El arraigo del sector primario y el envejecimiento de la población, claves

 
Manuel Vérez Rego tiene 88 años y siempre ha votado a Alianza Popular o al PP. Más bien, siempre ha votado a Don Manuel (Fraga Iribarne) o a alguno de los suyos. Y tiene claro que así será la próxima vez que tenga que acudir a las urnas, en las elecciones autonómicas del 25 de septiembre, y así seguirá siendo mientras viva. A favor de seguir dando apoyo a su partido de siempre está su vínculo desde la más tierna infancia con el ex presidente de la Xunta de Galicia y ex ministro de Información y Turismo, con quien compartió escuela, pero también que nunca podría apoyar a un partido que pudiese reproducir en España sistemas políticos como el que vivió en su etapa de emigrante: «Yo estuve en Cuba. No voy a votar a otro Fidel, ¿no?».

Natural de una pequeña localidad y emigrante retornado, en Manuel conviven dos características que en Galicia parecen inherentes a ser votante del PP.

En las últimas elecciones autonómicas, las de 2012, el partido presidido por Alberto Núñez Feijóo alcanzó el 45,72% de los votos y la mayoría absoluta en escaños. Una victoria en la que los municipios de menor tamaño jugaron un papel esencial, al compensar la caída cada vez más acusada de apoyos al PP en las ciudades, un entorno en el que los populares ya sólo conservan la Alcaldía de Orense tras la irrupción de las Mareas en las pasadas elecciones locales, que se hicieron con el bastón de mando en La Coruña, Ferrol y Santiago. El PSOE se parapetó en Lugo y Vigo, y el BNG resistió en Pontevedra.

La polarización entre votos rurales y urbanos es evidente en todos los niveles de análisis. Por provincias, las dos con la población más dispersa, Lugo y Orense, dan al PP sus mejores resultados, con porcentajes del 51,46% y el 49,01% en las últimas elecciones autonómicas. Por contra, en Pontevedra se queda en el 42,67% y en La Coruña casi se iguala la media autonómica, con un 45,37%.

La diferencia es más acusada cuanto más se afina el análisis, pues en comarcas rurales como Xallas, en La Coruña, hace cuatro años los populares arrasaron con el 63,41% de los votos, al tiempo que en zonas más urbanas, como el área metropolitana de Vigo, se quedaron en el 37,13%.

Como uno de los bastiones infranqueables del PP, Lugo es la provincia en la que más uniforme es su resultado electoral. Como ejemplo, basta tomar los datos de Vilalba, de 14.600 habitantes. En las autonómicas de 2012 los populares obtuvieron aquí el apoyo del 58,84% del electorado, y es uno de los porcentajes más bajos que registran las estadísticas, pues raro resulta que el respaldo baje del 60%. Claro que en esta localidad cuentan con una baza a su favor para perpetuar la supremacía: es el pueblo natal de Manuel Fraga.

Don Manuel, el único nombre con el que se conoce al fallecido ministro de Información en su pueblo, tiene un tirón que no se escapa a nadie y que aparece reflejado en toda conversación sobre política, por muy breve que sea. «Mientras vote, siempre por el popular», proclama Dolores Río Goiriz, que a sus 74 años siempre ha vivido en la aldea de Rioaveso, de la que eran naturales los padres de Fraga y en la que el PP tiene su techo electoral en el 85% de los sufragios.

Engracia Leiras López peina más canas que su vecina –son ya 82 años– y «hasta que muera» seguirá votando al PP. Sigue ayudando a su nuera en los trabajos de la huerta que tienen al pie de su casa de Torrentas y cada cierto tiempo recuerda que ella conoció a Don Manuel. Y a toda su familia. El ex ministro de Franco acudía con frecuencia al cementerio de Rioaveso a visitar a sus hermanos, enterrados en la aldea de sus padres, y siempre aprovechaba para hablar con los lugareños y, de paso, cuidar de ellos. «Miraba mucho por esta parroquia y a muchos nos daba trabajo». «¿Cómo no votarle?», se preguntan los vecinos.

Manuel Vérez tiene vivencias concretas que acreditan ese apoyo incondicional de Fraga a sus paisanos. También natural de Vilalba, le conoció cuando ambos estudiaban en la escuela de Mato, y Doña Carmen, Doña Amelia y Doña Felicia les enseñaban el silabario. La diferencia de seis años de edad que les separa no es óbice para que guarde firmes recuerdos de aquella época en la que, para salir al patio, debía pasar por el aula en la que tomaban la lección al futuro político y comprobaba que «ya entonces era uno de los adelantados de la clase».

La vida da muchas vueltas y Manuel Vérez acabó emigrando a Cuba cuando Fraga y sus padres ya habían regresado de una emigración en aquel país que les dejó una situación económica acomodada. De modo que el vínculo de las experiencias compartidas se reforzó y, con él, la convicción de Vérez de que siempre le votaría. ¿Y ahora que él ya no está? «A los suyos. Siempre a los suyos».

El conocimiento personal del líder del PP ayuda a afianzar el voto de este emigrante retornado, que cuida una fotografía con Don Manuel de décadas atrás con tanto esmero como el Mercedes de 1969 que un amigo suyo se trajo de la emigración y acabó heredando él. Pero no es necesario que los votantes conozcan al cabeza de cartel para que declaren su fidelidad hacia el Partido Popular. La clave está, según el alcalde de Vilalba desde hace 12 años, Gerardo Criado, en la dispersión de la población y el minifundio de Galicia, así como el arraigo del sector primario y el envejecimiento de la población.

Es del PP, siempre lo ha sido, lleva 22 años como alcalde o concejal y conoce sin fisuras el comportamiento del electorado de su ayuntamiento, de la comarca de la Terra Chá y de todo Lugo. En una provincia en la que tan sólo la capital tiene más de 20.000 habitantes (98.700 en 2015) y cinco localidades superan los 10.000, el electorado es fiel al PP y resultará complicado que le ponga los cuernos mientras el resto de partidos no hagan la misma apuesta que los populares por la implantación territorial.

No hay un municipio gallego, por muy pequeño que sea, en el que el PP no tenga una sede, y eso juega a su favor en una población que envejece y, cada vez más, vota a quien conoce. Los análisis políticos confirman a nivel general que cuanto más rural es el entorno más se resiste el electorado a cambiar su voto. La premisa cobra todo su significado en Lugo, con votantes como María Luisa Cendón, vecina de Vilalba que vive de la cría y comercialización de cerdos en la misma aldea en la que nació hace 46 años y sostiene que el 25 de septiembre volverá a votar al PP porque le fue «muy bien con ellos». Al resto de partidos ni se plantea votarles porque ni siquiera conoce a sus candidatos.

Las fuerzas de reciente irrupción, como En Marea –el partido instrumental integrado por las Mareas municipalistas, Podemos, Izquierda Unida y Anova– y Ciudadanos, adolecen de falta de estructura en las zonas menos pobladas, tanto por su ubicación dispersa por el territorio como por el envejecimiento de unos vecinos reticentes a cambiar el sentido del voto. Pero la fuerza del PP va más allá de esa escasa historia de los nuevos partidos, pues BNG y PSOE acumulan ya décadas de historia en Galicia y logran ser la primera fuerza en apenas un puñado de circunscripciones. En las municipales de 2015, por ejemplo, los socialistas desplazaron a los populares como cartel más votado en tan sólo dos municipios de Lugo: Negueira de Muñiz y Pedrafita do Cebreiro.

De hecho, este granero de votos del PP ya no hace perder sus energías a los demás partidos, que en anteriores citas electorales sí habían hecho esfuerzos en estas zonas para intentar hacerse con el apoyo de una población aparentemente descontenta con la forma de actuar del partido gobernante ante la caída de sectores productivos como la pesca o la ganadería.

Entre los nuevos, En Marea parece resistirse a dar por hecho que es difícil cambiar el sentido del voto en el entorno rural y centra su campaña en Orense y Lugo, de donde, además, es su cabeza de cartel, Luis Villares. Pero la baja asistencia a sus actos está evidenciando que, como sostiene Gerardo Criado, «la figura de Don Manuel marcó y sigue marcando» en el rural gallego.

datos 750.000 Personas en zonas rurales. Casi uno de cada tres gallegos viven en el entorno rural. Tienen esta consideración los municipios de menos de 30.000 habitantes. 651.600 Mayores de 65 años. Población que supera los 65 años en Galicia, según el Instituto Gallego de Estadística. En la mitad de las comarcas, los jubilados superan el 30% del censo. 58,84% Votos en Vilalba. Apoyo al PP en el pueblo natal de Manuel Fraga en 2012. Pese a ser grande, en otros lugares el porcentaje alcanza el 80%.