El establilizador averiado

ABC – 25/04/16 – IGNACIO CAMACHO

Ignacio Camacho
Ignacio Camacho

· El PSOE ve amenazado su liderazgo en la izquierda por un problema de relato. Más que un candidato le falta un proyecto.

No se trata del candidato sino del proyecto. Si Pedro Sánchez no logra cerrar hoy un improbabilísimo acuerdo de último minuto que le permita presentar mañana al Rey una propuesta ganadora de investidura, el PSOE va a pasar por su peor trance desde la restauración de la democracia. Por primera vez en casi cuarenta años tendrá que defender a cara de perro su liderazgo al frente de la izquierda, una posición amenazada en serio por la prevista confluencia entre IU y Podemos. Ese es un desafío que trasciende el debate sobre la idoneidad del cabeza de cartel electoral y plantea el del papel de la socialdemocracia como estabilizador político del sistema.

Sánchez es sin duda un candidato débil, falto de un discurso convincente que oponer al carisma populista de Pablo Iglesias y al centrismo sensato de Albert Rivera. Pero tampoco dispone de un partido con la cohesión y la inteligencia orgánica suficientes para compensar su trivialidad con el peso de una identidad política solvente y reconocible. El éxito de la nueva izquierda radical ha consistido en entender que la España de la post-crisis no vota programas sino sensaciones, estados de ánimo, marcos sentimentales camuflados con un vago ropaje ideológico.

Y mientras Podemos encarna uno muy claro, el del hartazgo y la ruptura, el PSOE no se muestra capaz de asociarse con eficacia a ningún relato emocional claro. En teoría sigue representando una centralidad política que coincide con la posición en que se define la mayoría del electorado, pero ha perdido la credibilidad reformista y sufre el desgaste de su tradición pragmática de partido de Estado.

A ello hay que sumar la fuerte radicalización del voto joven y de los sectores descolgados del bienestar, más una dificultad de comunicación para desenmascarar la superchería demagógica del populismo. A los socialistas se les ha escapado la hegemonía mediática, uno de sus grandes recursos estratégicos. Y sobre todo no saben articular una definición clara de su posición que les permita situarse con claridad en el mapa de coordenadas del post-bipartidismo. No encuentran la ubicación, ni el tono ni el mensaje. Eso es más que un problema de candidato.

En esas condiciones de confusión, Sánchez se va a enfrentar a una campaña con muchos puntos de fuga. La presumible coalición radical le disputará el voto útil de la izquierda, y Ciudadanos el del reformismo moderado urbano. No puede embestir a Podemos porque aspira a su apoyo posterior, pero Iglesias, que huele sangre, sí va a ir a por él con todo. El PP también lo quiere liquidar sin miramientos en busca de interlocutores más asequibles. Al líder socialista lo acechan además sus propios correligionarios, que afilan los cuchillos a la espera de su segundo fracaso. Tendrá que afrontar las elecciones girando el cuello a todas partes en busca de adversarios. Y con alta probabilidad de que acaben rebanándoselo.

ABC – 25/04/16 – IGNACIO CAMACHO