El euskera, herramienta de adoctrinamiento educativo

LA TRIBUNA DEL PAÍS VASCO 08/02/17
ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA

Tenemos ya un recorrido de experiencias políticas y sociales suficientes para identificar con certeza científica los fenómenos totalitarios y el intervencionismo asfixiante en los procesos sociales y culturales. Tras casi cuarenta años de una democracia limitada en España, podemos reconocer sin error cuáles son las actitudes y hechos políticos que impiden desarrollarse a nuestras sociedades en libertad y hacer, desde esa percepción del problema, prevalecer los derechos individuales sobre grupos políticos y sociales que acosan a los ciudadanos.

No caben las actitudes contemporizadoras con las acciones atosigantes de grupos de poder y de presión que restringen las libertades e intervienen de forma agobiante en el ejercicio de los derechos reconocidos constitucionalmente y protegidos por los convenios internacionales.

En Navarra, el Gobierno Foral y ayuntamientos están intentando dirigir a los padres hacia el modelo educativo D (íntegramente en euskera, con el español como asignatura), y es evidente la intención con la que lo hacen, pues llueve sobre mojado.  El modelo D, de inmersión total en euskera en la enseñanza, tiene razón de ser en aquellas zonas donde el euskera es la lengua de uso social mayoritario. Es la lengua del entorno en ese caso; pero no tiene sentido en un entorno donde el 88% de los ciudadanos desconocen el euskera porque no se ha hablado prácticamente nunca, como es en el caso de la mayor parte de Navarra. Sin embargo, ese interés tiene un sentido: manipular cognitivamente a los niños y orientarlos hacia el constructo nacionalista. Lo hemos visto ya en Cataluña y el País Vasco; como bien denuncia Félix Ruiz de Azúa cuando dice que “Nadie ha hecho nada para impedir que en Cataluña se eduque en el odio”. Yo añadiría al País Vasco, y hasta Baleares, Valencia y Galicia en la actualidad.

La acción de estos expertos en manipulación sociológica va dirigida, sobre todo, a aquellas zonas y localidades más atenazadas por el abertzalismo político, como son Burlada y Villava, entre otras, donde los ayuntamientos están gobernados por fuerzas políticas herederas de la cultura proetarra. El lema imperante en esa orientación política de las prematrículas escolares es “La fórmula perfecta”, como antaño fue en el País Vasco “Contágiate con el virus Ukan” o “No dejes que tu hijo sea analfabeto”, o barbaridades por el estilo que reducen el sentido común a la estupidez.

La  intervención de esos y otros ayuntamientos intentando dirigir la demanda educativa hacia el modelo D, estigmatizando a los padres que no lo hacen, es  un atentado perfecto a la obligada asepsia política que deberían tener en esta materia. Los ayuntamientos no tienen competencias educativas; además se deben al conjunto de los ciudadanos que sostienen con sus impuestos esas instituciones; y en tercer término, la libertad de opción educativa pertenece a los padres. La intervención municipal o del Gobierno comunitario es inaceptable porque ese  ejercicio de libertad educativa es un derecho y supone una agresión al principio de igualdad en la creación de centros y de propuestas educativas, también protegido  por la Constitución. Aunque ya sabemos que los abertzales y los nacionalistas están contra los principios constitucionales porque en su genética no están contempladas las libertades y los derechos individuales.

Por ejemplo, en Burlada -y podríamos hablar en el mismo sentido en otros treinta pueblos en los que se están desarrollando estas campañas- el Ayuntamiento promueve la matriculación en el único centro con modelo D existente, habiendo otros cinco centros educativos que no tienen el euskera como lengua de enseñanza-aprendizaje.

El euskera es la tumba de muchos alumnos en sus procesos educativos. Hay que tener en cuenta que un porcentaje muy alto de alumnos son de procedencia foránea, y el 15% de los alumnos tienen dificultades y disfunciones lingüísticas que obstruyen su desarrollo educacional (estadística reconocida oficialmente). Para los poderes públicos estos niños no existen, provocando un verdadero abandono en su obligación de atender el derecho a la educación de esos niños.

El actual Gobierno navarro ha establecido un Plan Estratégico  de Política Lingüística presupuestado en seis millones de euros, “[…]con el objetivo de fomentar en los funcionarios, en cultura, en comunicación, en comercio, en cultura, y en el ámbito familiar; es decir que vamos a tener que pensar,  que hablar, pensar, escribir, incluso que caminar y dormir con modelos euskéricos” según expresiones de Ana Ollo, burukide del Gobierno navarro.   Y no se lo pierdan, siguió enunciando los objetivos políticos en estos términos: “Hay que reforzar el euskera por su prestigio y como un elemento de cohesión, de convivencia y de futuro. Sobre todo como motor económico”.

Es posible que yo no vea cómo se puede tener más cohesión convivencia, futuro y desarrollo económico a través del euskera que es una barrera de comunicación en un mundo globalizado, pero igual la Consejera nos lo sabe explicar. Lamento que mis limitaciones me impidan ver el bálsamo de Fierabrás que es el euskera. Yo más bien me inclino,  por experiencia empírica, a que es una herramienta de adoctrinamiento a través de la selección del profesorado y de formación del espíritu nacionalista para la construcción nacional. A los hechos me remito. En Cataluña es escandalosamente evidente. Y en el País Vasco, también. Véase mi libro “Educación y Nacionalismo. Historia de un modelo” donde doy evidencias más que notables, y eso que desde que se publicó hay muchos más datos que lo prueban.

Con ese mismo proceso que está siguiendo hoy Navarra se implantó en el País Vasco la extensión del modelo D con carácter casi generalizado. Ello ha conllevado un aumento escandaloso del fracaso escolar, de unos resultados ruinosos evidenciados en los informes PISA de evaluación a pesar del ingente gasto presupuestario y de recursos, un adoctrinamiento escolar vergonzoso y vergonzante por la criba del profesorado, cada vez más afín a las tesis secesionistas, del aumento de los guetos con un incremento inaceptable de la segregación escolar, y una progresiva socialización que ha producido un aumento considerable del nacionalismo donde apenas existía, como en el caso de Alava. Bueno sería que eso se dijera en Navarra para vislumbrar por dónde van las cosas y no dejarse engañar. Pero para eso se necesita coraje y defensa de la verdad, cosa de la que carecen estos políticos timoratos e hipócritas del PP y del PSOE que no saben si van o si vienen, o, lo que es peor, les importa un real rábano.