HERMANN TERTSCH-ABC

Hay una razón para que siga Rajoy: evitar a Sánchez

PARECÍA que había cambiado y no solo de tono de voz. También de actitud y formas políticas, esas que en pasados meses eran notoriamente más suaves. Pero no. Pedro Sánchez es el mismo de siempre. Es un acelerado metepatas al que alguien parece siempre empujar para que se equivoque. Sea por las proverbiales ganas de su mujer por llegar a La Moncloa, la asesoría de un equipo tan tosco y agrio como Margarita Robles o su torpe impaciencia, Sánchez ha dado un pelotazo tan brillante que él se ve muy solemne pero está peor que nunca. Don Pedro ha entrado en la crisis con tantísimo tino que se ha erigido en el principal y quizás único motivo para que Rajoy siga un rato. Porque si Sánchez gana ese voto en compañía de esta gentuza nos pone al borde de la guerra civil. Si pierde, consigue ser cadáver político antes que el mismísimo Rajoy.

Ante la reacción de soberbia y pérdida total del sentido de la realidad del presidente eran gran legión los que estaban el viernes convencidos de que había que forzar su dimisión inmediata. Pero pronto se dispersaron esas fuerzas porque muchos se tentaron la ropa cuando Sánchez anunció su pretensión de gobernar tras esa moción de censura presentada con inaudito ademán autócrata. Su mera intervención bastó para recordar a todos que sí hay cosas peores que Rajoy en La Moncloa. Entre otras, Sánchez en La Moncloa. Con sus 84 tristes votos secuestrados por una banda inmoral de todos los enemigos de España, con los separatistas catalanes –estos sí los peores y mayores corruptos–, los filoterroristas vascos de Bildu y los comunistas de Podemos con su líder aun por enseñarnos la hipoteca del casoplón de dacha que se ha mercado con la camarada parienta. Así, Sánchez es el hada madrina de Rajoy que le otorga una ocasión más para seguir. Cierto que poco. No mucho más, porque Rajoy es un cadáver político al que solo queda una última opción para salir con cierta dignidad del cargo: disolver las Cámaras en cuanto se desatasque esa chapuza de moción de censura. Continuar la legislatura sería un drama de consecuencias imprevisible pero peligrosas. Eso siempre que no haya un momento de enajenamiento que acabe otorgando esa mayoría a Sánchez. Porque entonces Rajoy dejaría a España en una situación peor y con un legado aun más envenenado que el de su antecesor. Sería coherente con tanto seguidismo que ha hecho Rajoy a Zapatero en todas las aventuras más perversas del socialista. Desde un fin de ETA de artimañas y concesiones inconfesables, una ley de memoria histórica que ha acabado con la reconciliación nacional y un desmantelamiento de los derechos comunes de los españoles y su lengua que son una vergüenza nacional. Lo sensato sería que Sánchez retirara la moción de censura y pactara con Ciudadanos y el gobierno una inmediata disolución de las Cortes. Con los tres partidos comprometidos con un 155 reforzado en defensa de la nación. Eso requiere sacrificio y patriotismo por parte de todos. Por lo que parece improbable.