El marketing del newPSOE

EL MUNDO 22/06/17
TEODORO LEÓN GROSS

El eslogan del nuevo PSOE es sólo eso: un eslogan para vender un producto. Y además todo un clásico, muy arraigado en la percepción comercial de la realidad. Apple utiliza ese recurso de el nuevo iPhone, el nuevo iPad… para cada versión, aunque apenas aporten cambios que no modifican lo sustancial. En el vademécum básico de adjetivos para publicistas –seguro, eficaz, rápido, práctico, fácil, sencillo, fiable…–, nuevo es siempre un valor seguro. El marketing lo prefiere, a menudo, en inglés. El newPSOE vendría a ofrecerse como la actualización desfelipizada del partido, o desuresnizada, básicamente a la medida de Sánchez II.

El newPSOE maneja dos claves para redefinirse, más allá del noesnoísmo con el que ha reconquistado Ferraz y el control total del aparato. La primera es la podemización táctica. Entre las primeras señales para marcar paquete ideológico, ayer se descolgaron del CETA, pasándose a las filas de los enemigos del comercio. Ahí no sólo está Podemos sino, con argumentos dispares pero misma conclusión, Trump o Le Pen. No es un gesto al azar. Sánchez se suma así a la trinchera de Iglesias contra «quienes han vendido la democracia a las multinacionales», donde incluía por cierto al PSOE como parte de la Triple Alianza con PP y Cs. El adanismo del newPSOE necesita gestos como ése para reubicarse. «Por una nueva socialdemocracia», dijo Narbona al anunciarlo. Otra vez lo nuevo, en toda su vacuidad.

Sánchez entretanto apela a «las fuerzas del cambio» –como si se tratara de reunir al eje del bien de los valores republicanos frente al lado oscuro, mimetizando la épica de Star Wars– a sabiendas de que es otro mantra retórico. La última oportunidad para implicar a Ciudadanos y Podemos fue en la primavera de 2016, cuando todavía funcionaba la dialéctica vieja/nueva política. Ahora eso es un recurso muerto. Pero maneja el espantajo con la idea de ganar tiempo y diferir las responsabilidades en el calendario. Ciudadanos está en otra órbita. Sánchez ha apostado por Podemos como par y aguardará al 1 de octubre hasta que se resuelva el conflicto del referéndum catalán. Si los nacionalistas sacan las urnas de su agenda, habrá Gobierno Sáncheztein.

La otra clave es el marketing del neosanchismo. Tras exhibir una capacidad proteica de metamorfosis, ensayando diferentes versiones de sí mismo, ahora vende otro producto aunque igualmente líquido: Sánchez II. Somos la izquierda es su lema para solemnizar lo obvio. Ofrece «unidad» mientras construye un modelo personalista vaciando los órganos de nombres críticos y persiguiendo a los barones hasta sus territorios. O se aferra a la «plurinacionalidad», un concepto espléndido para vender humo a la carta. Como apunta Susan Delacourt en su ensayo Mercadeando con votos…, se trata de repetir mantras que se instalen en la mente de la clientela preferiblemente de un modo inconcreto. La idea misma del newPSOE ya va por ahí. Y las encuestas apuntan a que de momento se vende mejor.