El miedo de los demócratas

EL MUNDO – 23/04/16 – TEODORO LEÓN GROSS

· Hay algo sobre lo que apenas se incide, incluso ahora: la amenaza de Podemos para la democracia. No es la única, claro, pero esto es una obviedad. El ataque de su número uno a un periodista ha servido otra vez, más allá de las interpretaciones corporativistas, para delatar la mecánica de su estrategia política: buscar y señalar culpables. Como apunta el politólogo Víctor Lapuente en El retorno de los chamanes, su éxito parte de entender una lección de la historia: «a corto plazo la ira motiva más que la reflexión».

Y esa estrategia negativa, a lomos de la indignación, pasa por buscar enemigos. Por demás, esos ataques de Iglesias, provocando las risotadas de su clientela, tienen ecos chavistas del Aló Presidente. Sucedió en la presentación de un libro de Liria, ideólogo de su cuerda, quien sostiene que al final estará Podemos, partido único democrático, y una gran oposición golpista. Una alegre premonición venezolana.

Cuando Iglesias se refería a «la cara de miedo de los periodistas» tiene razón aunque se equivoca. No se trata de pavor, como quien se encuentra un tigre en la selva, sino el temor racional ante un fenómeno inquietante con cinco millones de votos y un millón más de IU en negociación que los puede convertir en el partido hegemónico de la izquierda sobre un PSOE errático. De vuelta a Lapuente, a propósito del fantasma del populismo en Europa: «No han nacido para reclamar propuestas maduradas a lo largo del tiempo, sino para protagonizar un cambio rápido. Son el fast food de la política (…) una guerra de ganadores y perdedores». Esto encaja en esa estrategia de tomar el cielo por asalto.

Nada de esto es nuevo, más allá de la miseria de su ataque ad hominem rectificado por olfato político. La desconfianza del líder de Podemos hacia la prensa está en las hemerotecas. No es el único partido que presiona o manipula al periodismo, profesión por demás con la autoestima averiada por la crisis y la miopía de los editores. Sencillamente Iglesias progresa en su «batalla épica del bien y el mal», donde los podemitas se reservan el papel de purificadores.

Como ese «los borbones a los tiburones» de su querida Irene Montero, que es el estilo marca de la casa. Por las mismas, la Universidades son templos sagrados. Maniqueísmo básico. Con la prensa sucede lo mismo: o les sirve o no sirve. Eso sí, cuando se evalúe este periodo, probablemente se descubrirá algo paradójico: que no hubo tanta hostilidad crítica de la prensa contra Podemos, más bien una debilidad crítica que favorece su éxito.