El perpetuo atentado contra Federico Jiménez Losantos

EL ESPAÑOL  22/03/17
JUAN CARLOS GIRAUTA

Imaginen que una asociación de criminalistas y detectives creara un observatorio de la trata de blancas y anunciara que su análisis se centrará en ocho personas, dando por hecho que la practican y publicando sus nombres. En la lista hay un vecino suyo. Nunca volverá a mirarle con los mismos ojos. Su vecino queda ligado para siempre (y esto es crucial) a un delito atroz aunque no pese ninguna condena sobre él ni esté sujeto a procedimiento penal alguno. Simplemente, ciertos especialistas lo han considerado merecedor de observación. En realidad, la asociación habría perpetrado el asesinato civil de los miembros de la lista publicada, so capa de prestar un servicio especializado y altruista de interés general.

En algo similar anda el Grup Barnils, unión de periodistas que defiende «el rigor periodístico en el marco de los Países Catalanes», que es como postular la no ficción en Liliput. A través de su Observatorio del discurso del odio en los medios, el Grup Barnils se dedica al análisis de «las estrategias que usan (¡condenados!) ocho medios digitales del espectro ideológico de derechas para fomentar el discurso del odio». Toma ya. El Observatorio del Grup Barnils cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Barcelona, y ayer se presentó en público.

En resumen, unos pancatalanistas que trabajan en el periodismo han decidido exterminar civilmente a Libertad Digital -el medio de Federico Jiménez Losantos- y al modesto e influyente blog Dolça Catalunya. Entre otros. Todo ello en plena deriva de deslegitimación de las instituciones, leyes y sentencias, con una ley secreta en marcha para la proclamación de la República Catalana, y bajo amenaza de sanciones a los grupos parlamentarios que no secunden el golpe institucional.

En 2007, TV3 emitió el documental Terra Lliure, punt final, sobre la extinta organización terrorista. En él se justificaba el atentado cometido en 1981 contra Federico Jiménez Losantos, que desencadenó el silencioso exilio de dieciséis mil docentes decentes. La palabra «terroristas» se sustituyó por «patriotas catalanes» y la voz «atentados» por «acciones». Hasta el CAC, infame órgano censor del régimen nacionalista, tuvo que condenarlo. ¡Cómo sería la pieza! El director de aquella bomba fétida audiovisual, David Bassa, sería premiado, corriendo el tiempo, con la dirección de informativos de TV3. También ha presidido durante los últimos cinco años el Grup Barnils. Ese que ahora se dispone a observar –¡Ay Federico Jiménez, llama a la Guardia Civil!– a una víctima del terrorismo. Por segunda vez. O por tercera.