El piso piloto

Santiago González-El Mundo

Alsasua es el piso piloto de la revolución abertzale. En tiempos pudo haberlo sido Rentería, pero Alsasua tiene a su favor la navarridad, que siempre es un valor añadido para esta peña: la arrano beltza y otras mitologías de la vieja Euskal Herria.

Jonan Fernández, que ejerce de secretario de Paz y Convivencia del lehendakariUrkullu, ha descrito pormenorizadamente a las víctimas de uno y otro signo en un informe que titula: Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco. Hay un apartado específico para las vulneraciones causadas por las Fuerzas de Seguridad, un suponer, un guardia civil de paisano en una discoteca.

Sin embargo, cuando un teniente y un sargento del cuerpo, acompañados por la novia del primero y la mujer del segundo, son atacados en tromba por varias docenas de energúmenos que les identificaron como guardias civiles antes de apalearlos y causarles lesiones diversas, se trataba de «una pelea de bar». Así lo definía el pasado viernes, un majadero llamado Joseba Asirón, que detenta la Alcaldía de Pamplona en nombre de Bildu, al decir que las víctimas de la agresión no pasarían un control de alcoholemia, lo que añade a la complicidad con los agresores otra característica de los de su especie: la maledicencia. Es de suponer que sus congéneres le parecerían sobrios y virtuosos.

El feminismo nos tenía acostumbrados a llamar «terrorismo machista» o «terrorismo patriarcal» a lo que el zapaterismo bautizó como violencia de género, pero aplicar el mismo concepto al ataque físico contra dos mujeres que sufrieron una agresión en manada estrictamente por su condición de mujeres, concretamente por ser las compañeras de dos guardias civiles, les parece insoportable.

¿Cómo va a ser terrorismo la agresión de una manada borroka contra dos guardias y sus chicas que se han atrevido a salir de copas por territorio abertzale? Si acaso legítima defensa. Sin embargo y a pesar de la jauría simpatizante de los linchadores que el sábado desfiló por las calles de Pamplona reclamando justicia, la inclusión de supuestos como el que nos ocupa en la tipología de terrorismo fue aprobada en la Ley Orgánica 2/2015 de 1 de marzo de Reforma del Código Penal, que entró en vigor el 1 de julio del mismo año. Nunca se ha producido tal grado de acuerdo en el Congreso para una medida de naturaleza penal. La votaron 300 diputados de los 350 que integraban la Cámara Baja: PP, PSOE, CC, UPN y Foro Asturias y tiene amparo en la Resolución 2.178 de Naciones Unidas, de 24 de septiembre de 2014. El 86% del Congreso, mucho más apoyo del que se necesita para una reforma de calado de la Constitución, un suponer, declarar la independencia de Cataluña.

Hoy va a comenzar el juicio oral contra ocho de aquellos montoneros, que serán los primeros en declarar, mientras a las puertas de la Audiencia Nacional se agolparán sus partidarios. Mentirán, pero mañana les tocará a sus víctimas. Ojalá que a pesar del desorden tumultuario conserven la memoria suficiente para señalar a los agresores como a los linchadores de Spencer Tracy en Furia, la película con la que debutó Fritz Lang en el cine americano.