«El PNV nunca lideró la lucha contra ETA. Siempre fue un lastre, una rémora»

José Antonio Zarzalejos-El Confidencial

«Las afirmaciones de Rubalcaba son falsas. ETA sí logró importantes objetivos políticos”, escribe Rogelio Alonso en ‘La derrota del vencedor’

Los sectores intelectuales no nacionalistas del País Vasco se están movilizando para impedir dar por buena la terminación de las acciones terroristas de ETA. Rogelio Alonso presenta hoy en Madrid (Círculo de Bellas Artes) un libro demoledor titulado ‘La derrota del vencedor’ (Alianza Editorial). El autor tiene una larga y acreditada trayectoria como experto en terrorismo, en España y varios países europeos, Irlanda especialmente. Fue coautor de ‘Vidas rotas’ (Espasa), un volumen que recoge la “historia de los hombres, mujeres y niños víctimas de ETA”. Alonso, en su última obra, disecciona “la política antiterrorista del final” de la banda y comienza con una contundente refutación de las palabras del que fuera ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, un buen titular de ese departamento e impulsor con el PP del Pacto Antiterrorista, según el cual la organización criminal no consiguió “ni uno de sus objetivos políticos”.

Rogelio Alonso sostiene —y a lo largo de su libro lo acredita— que “después de décadas de violencia, el proceso de finalización del terrorismo de ETA presenta numerosos déficits que demuestran que otro final era posible y que, desgraciadamente para la democracia, la banda sí ha logrado importantes objetivos políticos”. De lo que deduce el autor que las apreciaciones de Rubalcaba (“En honor a la verdad”, ‘El País’ de 20 de octubre de 2016, y declaraciones en El Confidencial de 30 de octubre de 2017) “son falsas”. El libro es ejemplarmente riguroso, repleto de citas auténticas, y se desarrolla mediante un relato sin exaltación emocional y con la serenidad de quien defiende una causa justa: la de la verdad.

Precisamente el pasado lunes, en esa verdad de Alonso coincidía el catedrático Francisco Laporta en el diario ‘El País’ (“Catástrofe moral”), al sostener que “se produce, al fin, la desaparición de ETA. Bienvenida sea. Pero hay que calibrar bien la catástrofe moral que ha supuesto. Ese gran desastre ha sido el envilecimiento del pueblo vasco”. En esa línea discurre, en términos históricos, este imprescindible ‘La derrota del vencedor’ que contradice a Rubalcaba, cuyos análisis pecarían de un voluntarismo excesivo.

‘La persecución de ETA a la derecha vasca’ (Almuzara) es el gran libro de Gorka Angulo, periodista y politólogo incansable en su militancia democrática contra ETA y el nacionalismo excluyente y connivente con la banda. A diferencia de Alonso, que elabora un relato general, Angulo centra el suyo acerca de la salvaje acción terrorista sobre un sector del pueblo vasco, la derecha no nacionalista, a la que, hasta el momento, le faltaba un escribidor avezado que dibujase el mapa del horror que comenzó con el asesinato de Víctor Legórburu (“el alcalde olvidado hasta en el cementerio”), siguió con los concejales y alcaldes de UCD y PP, continuó con el terrible atentado que costó la vida a Juan María Araluce y sus escoltas, el “último tradicionalista que presidió la Diputación de Guipúzcoa”, y otro de imborrable recuerdo: aquel en el que fue asesinado un gran vasco y español: Augusto Unceta (presidente de la Diputación de Vizcaya). También sus escoltas fueron abatidos por los terroristas. Esta obra es más que una sucesión de hechos criminales. Es una historia épica que ha forjado a una derecha vasca ahora sin un bastidor en el que tensar el lienzo de su gran aportación a la democracia en España y en el País Vasco.

En estas secuencias de libros imprescindibles para reflexionar sobre el fin de ETA tampoco puede omitirse el muy interesante ensayo de Andoni Unzalu, un socialista euskaldún, estrecho colaborador de Patxi López durante su presidencia del Gobierno vasco, titulado ‘Ideas o creencias. Conversaciones con un nacionalista’ (Editorial Catarata). Es un texto duro, cortante, inclemente —justamente inclemente— con el nacionalismo vasco en el que Unzalu no descubre nada pero verbaliza ordenada y pedagógicamente todo lo que debe proclamarse desde el País Vasco al conjunto de la opinión pública.

Hay que calibrar bien la catástrofe moral que ha supuesto. Ese gran desastre ha sido el envilecimiento del pueblo vasco

El capítulo 8 del ensayo es particularmente estremecedor. Escribe el autor frases como estas: “En Euskadi hubo jóvenes que mataban al que pensaba diferente, hubo gente que ordenaba alegremente que esos jóvenes asesinaran, hubo personas que aplaudieron a los asesinos y hubo personas que sacaron réditos de los asesinatos”; “Hubo un tiempo en que el terrorismo de ETA fue una fiesta en Euskadi: literalmente”; “Eran unos años aciagos en los que la conciencia había huido de Euskadi, en la que casi nadie criticó de forma pública el terrorismo de ETA, en especial la Iglesia vasca, que mantuvo una posición cobarde e inmoral”; “El PNV nunca ha liderado la lucha contra ETA, siempre ha sido un lastre, una rémora, le hemos tenido que traer a rastras, y siempre tarde”; “El nacionalismo ha otorgado a los militantes de ETA un halo heroico que ha hecho fortuna entre mucha gente que, aunque no esté de acuerdo con el terrorismo, le concede una especie de valor moral”.

Como las anteriores, hay otras muchas afirmaciones tan escalofriantes como ciertas. Este libro de Andoni Unzalu, como el de Rogelio Alonso y el de Gorka Angulo, forma parte del contrarrelato etarra y nacionalista que quiere convertir un pasado criminal irracional e ilegitimo en un ‘conflicto’ patriótico. Esos libros, y el que recuerda el primer asesinato de ETA (7 de junio de 1968, hace 50 años), titulado ‘Pardines, cuando ETA empezó a matar’ (Tecnos), de Gaizka Fernandez Soldevilla y Florencio Domínguez, con prólogo de Fernando Aramburu, son textos para seguir construyendo la verdadera historia de la “catástrofe moral” que, como ha escrito el profesor Laporta, “envileció al pueblo vasco”.