El PP se equivoca al hacer una campaña contra Ciudadanos

EL MUNDO – 17/05/16 – EDITORIAL

· Estamos a menos de 40 días de la fecha de las elecciones y todos los partidos empiezan ya a afinar sus estrategias. Podemos, con su alianza con IU, y el PSOE, que ha presentado su equipo de gobierno, han sido los primeros en mover ficha.

Según informa hoy nuestro periódico, el PP prepara una campaña que incidirá en dos mensajes básicos: la crítica implacable a Ciudadanos para arrebatarle una parte de sus votantes y la confrontación con Podemos y sus satélites, a los que presentará como una amenaza para el futuro de este país.

Mariano Rajoy está decidido a atacar «sin piedad» a Ciudadanos con el argumento de que votar a la formación de Albert Rivera es contribuir a que el PSOE llegue al poder. El líder del PP incidirá en que Ciudadanos no tiene un discurso propio y se ha convertido en una muleta del partido de Pedro Sánchez.

El líder de los populares intentará sacar provecho de algunas de las medidas económicas que figuraban en el pacto entre Ciudadanos y PSOE para convencer al electorado de que Rivera no es un líder fiable.

Los estrategas de Génova saben perfectamente que parte de los casi 3,5 millones de voto perdidos desde 2011 fueron a parar a Ciudadanos, por lo que su objetivo es recuperar el apoyo de esos electores de centroderecha, que optaron por no votar a Rajoy en diciembre por su tibieza contra la corrupción y su escaso impulso reformista.

Por el otro lado, el PP va a intentar polarizar la batalla electoral como un combate con Podemos, intentando persuadir al electorado de que sólo hay dos opciones: una, la que representa Rajoy y la otra, el simulacro de Frente Popular que lidera Pablo Iglesias. El PP es el único dique de contención contra la fuerza revolucionaria que amenaza con colapsar la economía y romper la unidad de España, según el argumentario que está elaborando Génova.

Esta estrategia de meter el miedo en el cuerpo no ha funcionado casi nunca, salvo en 1993 cuando Felipe González ganó in extremis las elecciones tras identificar a la derecha con el famoso dóberman. González hizo una campaña bastante sucia, sugiriendo que la victoria del PP supondría la pérdida de los derechos sociales adquiridos durante la etapa socialista.

El eslogan funcionó, pero ahora es muy dudoso porque parece difícil que Podemos e IU sean percibidos como alternativa de poder. Si les va bien, pueden superar al PSOE, pero hoy es difícilmente creíble que puedan llegar a gobernar a partir del 26 de junio.

Si Rajoy y los dirigentes del PP se pasan en su intento de crear el miedo, el gran favorecido puede ser Ciudadanos, cuyo activo es seguir presentándose como una opción reformista y de centro, que puede ser el pivote de un pacto entre los dos grandes partidos.

Rajoy no oculta ni en privado ni en público que está muy molesto con Rivera no ya tanto por su insistencia en denunciar la corrupción del PP sino, sobre todo, porque el líder de Ciudadanos ha dicho reiteradamente que sólo pactará con la formación de Génova si él desiste de presidir el Gobierno.

Ha sido precisamente la insistencia de Ciudadanos en pedir su cabeza lo que ha disipado las pequeñas dudas de Rajoy para presentarse de nuevo a las elecciones e intentar formar un Gobierno estable.

El líder del PP no quiere salir de la política por la puerta falsa y, por ello, pretende obtener unos resultados mejores que en diciembre, obteniendo el puñado adicional de escaños que le permita presidir el Ejecutivo. Es difícil pero no imposible.

Lo que sería de desear en todo caso es que Rajoy no cometiera el error de cebarse con Ciudadanos, por la sencilla razón de que va a necesitar sus escaños si pretende gobernar. Lo que el dirigente del PP no puede pretender es presentar como un enemigo a Rivera y luego pedirle que pacte para obtener una mayoría parlamentaria.

Seguimos creyendo que lo más inteligente y lo más útil sería una campaña de propuestas, dejando abierta la puerta a los pactos. Esto vale para el PP pero también para Pedro Sánchez, que sigue insistiendo contra toda lógica que jamás pactará con su histórico adversario. Veremos si los partidos han aprendido de sus errores, aunque hay pocas razones para mostrarnos optimistas.

EL MUNDO – 17/05/16 – EDITORIAL