José Antonio Zarzalejos-El Confidencial

Tras la intervención de Rajoy de ayer a las 20.15 horas las sonrisas se helaron en la Generalitat de Cataluña: elecciones el 21 de diciembre. Gran logro de Mas-Puigdemont

Ayer y el jueves la mayoría del Parlamento de Cataluña reiteró el comportamiento bochornosamente antidemocrático que ya inició los días 6 y 7 de septiembre. La declaración unilateral de independencia de Cataluña era previsible desde que la coalición gobernante y la CUP aprobaron la ley del referéndum y la de transitoriedad jurídica y el Gobierno de la Generalitat logró celebrar un remedo de referéndum el pasado día 1 de octubre. La consternación y el vértigo, que puede atenazar a la mayoría de los españoles y a buena parte de los catalanes, se corresponde con la efímera euforia de los separatistas que se darán de bruces, antes o después, con la dura realidad. Tras la intervención de Rajoy a las 20.15 horas de ayer, en la Generalitat se helaron las sonrisas: el presidente de España se convirtió en minutos en el de la Generalitat de Cataluña.

Esta independencia virtual y desastrosa de Cataluña ha tenido un impulsor burgués (Artur Mas), un ejecutor carlista (Puigdemont), un oportunista (Oriol Junqueras) y una estrategia revolucionaria (la CUP). Una combinación de conveniencia para un enfebrecido secesionismo emocional e hiperbólico que procura, sin embargo, una serie de “logros” que, a modo de efectos secundarios, se irán produciendo.

Son los siguientes:

1) Con un golpe de audacia que no tuvo Puigdemont, el presidente del Gobierno ha disuelto el Parlamento de Cataluña y convocado elecciones el día 21 de diciembre. Es la mejor medida y la que más temen los independentistas, que la obviaron cuando aún la tenían en su mano. Vamos a contar a estos y aquellos catalanes sin más dilaciones. Con unos comicios de verdad.

2) El independentismo ha fracturado la sociedad catalana. Se ha acabado la convención un tanto farisaica según la cual en Cataluña habitaba un ‘sol poble’. La realidad es que Cataluña ha actuado contra Cataluña y el primer problema de los separatistas es la mayoría de sus conciudadanos que no comulgan con el golpe de Estado perpetrado ayer.

3) La independencia virtual de Cataluña desmantela su autonomía, que arrancó con el primer Estatuto de 1979 y siguió con el de 2006. Los secesionistas deben interiorizar que tardarán muchos años en volver a los niveles de autogobierno de que la comunidad disponía hasta ayer. La deslealtad no conducirá a un planteamiento futuro de mayor entendimiento, sino a otros menores. El futuro no será retroactivo para Cataluña. El independentismo ha fracturado la sociedad catalana. Se ha acabado la convención un tanto farisaica según la cual habitaba un ‘sol poble’

4) El secesionismo legitimó ayer –si falta hiciera– la activación de las medidas del artículo 155 de la Constitución que son de aplicación a partir de hoy mismo y a las que solo puede reprocharse que llegan tarde. Y legitima la ejecución de las disposiciones que ayer aprobó el Consejo de Ministros, así como las responsabilidades penales que se exigirán a quienes han impulsado y ejecutado el golpe de Estado jurídico ayer perpetrado.

5) La declaración virtual de independencia no solo ha fracturado a la sociedad catalana sino que ha puesto en riesgo cierto a su economía. Las empresas –y los bancos catalanes– ya “votaron con los pies” yéndose con la intención de no volver. El ‘efecto Montreal’ se intensificará a partir de hoy (lo que ocurrió en Quebec: que la hegemonía económica pasó de la capital a la ciudad de Toronto). Madrid o Valencia se configurarán en poco tiempo como los polos financieros y empresariales de España.

6) Ha de agradecerse a los secesionistas que la izquierda española (el PSOE) se haya alineado con el Estado de derecho y específicamente con la unidad de España, lo cual no es un “logro” menor. Ha de agradecerse también a los independentistas que hayan hecho aflorar serias fisuras en Podemos, partido en el que un núcleo importante de dirigentes está firmemente adherido al criterio de Carolina Bescansa y Luis Alegre, según el cual su organización ha prestado más atención a los separatistas que al resto de los españoles. Ya lo he escrito antes: Cataluña ha devorado a Pablo Iglesias.

Ahora la cuestión, con todos esos datos a favor del Estado y de España, consiste en que el Gobierno sepa cumplir con su obligación de forma eficaz

7) La secesión virtual de Cataluña pone en valor la intervención del Rey, que ha sido el único magistrado del Estado que con palabras nítidas y terminantes advirtió a los separatistas de su “inadmisible deslealtad”, alentó a actuar a los “legítimos poderes del Estado” y alertó a la comunidad internacional gracias a su prestigio y reputación. Nunca antes el Rey resultó ser más jefe del Estado que en estos momentos.

8) Los independentistas han cohesionado a la Unión Europea en el respaldo al Estado de derecho español y a las decisiones de sus legítimas autoridades. La tríada de vivas de Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, el pasado día 20 en Oviedo (a Europa, a España y al Rey) bajo la atenta mirada de Juncker y Tusk relevan de cualquier otro comentario adicional. Salvo señalar que EEUU se ha volcado ahora en la estabilización de España. Antonio Tajani afirma que respertar la ley no es una opción, «es una obligación».

9) Por fin, hemos de reconocer que los independentistas catalanes han conseguido otro “logro” histórico: normalizar la bandera de España como símbolo de progreso y de europeísmo, desposeerla de estigmas anacrónicos y despertar la identidad española en las generaciones que no vivieron el franquismo y que serán en los acontecimientos venideros poco proclives a participar de determinados complejos que han propiciado la dilución del Estado en Cataluña. El domingo, la manifestación constitucionalista, con Iceta del PSC, mejorará la envergadura de la del 8 de octubre pasado. 

Ahora la cuestión, con todos esos datos a favor del Estado y de España, consiste en que el Gobierno sepa cumplir con su obligación de manera competente y eficaz, reintegrando al orden constitucional a Cataluña y guardando la reputación de nuestro país. Y el objetivo es claro: ganar para la integridad de España las elecciones del 21 de diciembre.