ARCADI ESPADA-EL MUNDO

A propósito del desfile de policías se entabla una rutina entre acusaciones y defensas, un punto estrafalaria. Este diálogo entre un abogado y un inspector lo explica bien.

–¿Y no es cierto que les gritaban democracia?– dice el abogado.

–Sí, y también hijos de puta– le contesta el policía.

El abogado no parece ser consciente de la variedad de usos que tiene la palabra democracia, de sus compatibilidades. Debe de ignorar que democracias ha habido orgánica, popular y catalana, entre otras muchas. El abogado ignora incluso el uso, no ya de la palabra, sino de uno de los instrumentos de la propia democracia. El policía se lo explica de un modo inolvidable. Hasta el punto de que es la mejor definición del Proceso que yo haya oído y, ay, que yo haya escrito.

– Y entonces me dieron con la urna en la cabeza.

Luego dirá que se la esclafaron, lo que me causó un minuto de emoción optimista, porque creí que la lengua catalana estaba penetrando incluso en los organismos más refractarios. Pero consulté el diccionario y leí que era verbo común en Murcia. La cuestión de las lenguas siempre da grandes momentos en el juicio. El tantas veces desconcertante abogado Pina se interesa en un momento dado por la lengua en que fueron dichos los insultos. El policía aclara:

–Fill de pute, fill de pute…

Pero parece que Pina ya tenía eso amortizado. Fill de puta es casi cariñoso en Cataluña, y no, como diría el malintencionado, por la proliferación.

–No, yo lo decía por eso de perros de Rajoy.

–Ah no, eso lo gritaban en castellano.

Pina parece tranquilizarse. Acaso espera demostrar en su informe final que el que gritó así era un ultraderechista infiltrado, porque puix parla català ha de ser home de bé.

Otra vez más aparece un policía y cuenta entre jadeos, como si todavía le doliera, que le dieron una buena patada en los cojones. El dice testículos, señoría. Y menos mal que medio mareado no pilló al de la patada, porque lo habría esclafado, eso se entiende. Cuando llega su turno la abogada le pregunta:

–¿Y no oía usted cánticos?

Los cánticos son otro de los manoseados fetiches de las defensas. No acabo de explicármelos. Las defensas son todas catalanísimas, menos Melero, que es charnego. Gentes todas ellas adiestradas en el bon cop de falç, y pretenden que los cánticos endulcen los urnazos. Con las multitudes que han ido a morir cantando. No veo el día que llegue al juicio el de L’Estaca, que está llamado. Espero que Zaragoza le pregunte entonces por los cánticos, con re-tranca.

Es sabido. Las acusaciones quieren demostrar que hubo violencia en el Proceso. Las defensas que fue fácil de neutralizar. Las dos cosas son ciertas. También hubo República independiente de Cataluña. También se neutralizó. La pregunta no es si la neutralización fue fácil, sino cuál fue su precio. Y la parte que los acusados hayan de pagar.