El PSE, el palmero del PNV

DIARIO 16 25/11/16
GORKA MANEIRO

El PSE se ha convertido definitivamente en el palmero del PNV. En realidad, ya lo era: yo mismo lo he comprobado durante 7 años y medio de trabajo diario en el Parlamento Vasco. Ahora, con su pacto con el PNV (y, en concreto, con este pacto), se confirma lo que ya sabíamos: el PSE permanece en los brazos del nacionalismo vasco, sin otro objetivo que obtener cierto protagonismo mediático durante varios días (y unos cuantos cargos, tampoco demasiados), en lugar de hacer lo que debe hacer frente al nacionalismo un partido político de larga tradición democrática y antaño constitucionalista: disputarle el poder, desmontar sus mentiras, ganarle la batalla de las ideas y hacer posible la alternativa política en el País Vasco. Porque además no puede haber nada más satisfactorio para un progresista que pelear contra todas las injusticias… y contra todos los nacionalismos.

Tanto el pacto finalmente firmado como la coalición de gobierno estaban cantados: era cuestión de tiempo porque ambas formaciones se necesitan. De este modo, el PNV anula al PSE y consigue la necesaria calma chicha parlamentaria… y el PSE obtiene cierto protagonismo, aunque a costa de que se le vea como lo que es: la muletilla del PNV, incapaz de impugnar las mentiras del nacionalismo y de proponer un proyecto alternativo.

El PSE ha ido por libre y no comunicó el contenido del acuerdo a la Gestora que actualmente dirige el PSOE hasta que todo estuvo cerrado, lo que certifica la muerte del PSOE como partido nacional y de Estado, algo que, por otro lado, viene de lejos y explica perfectamente la situación en la que se encuentra el partido que fundó Pablo Iglesias. Este hecho es de extraordinaria gravedad. Es como si trasladaran a lo interno el modelo federal asimétrico que los socialistas pretenden para España: la ejecutiva federal no se entera de lo que firman sus ejecutivas “nacionales”.

El PNV, paso a paso, logra que todos vayan asumiendo su programa político, como quien no quiere la cosa e incluso con el aplauso de demasiados despistados: frente a ello, pienso que es mejor desmontar sus falacias y ofrecer algo distinto que conformarse con confundirse con el paisaje nacionalista y pasar desapercibidos. Sin embargo, es obvio que todos han abandonado ese empeño y son capaces de vender como éxito lo que es un absoluto ridículo: que se acuerde una reforma “legal” del Estatuto no es un éxito del socialismo vasco sino una obligación constitucional que el PNV no podría en ningún caso saltarse. Y en lugar de desmontar la falacia del “derecho a decidir” que defienden los nacionalistas, da rienda suelta a sus argumentos falaces. O, al menos, no los impugna.

En ese acuerdo, no hay ninguna medida que vaya en la línea de defender la igualdad en el conjunto del Estado… como si el País Vasco fuera un país extranjero y el PSE no tuviera nada que ver con España; ningún compromiso para reformar el disparatado entramado institucional vasco; ninguna medida para reducir el sobredimensionado Sector Público societario donde están colocados los partidarios de unos y de otros; nada para que EiTB deje de ser un instrumento al servicio del independentismo y sea de verdad un medio de comunicación objetivo, plural, veraz, profesional y que represente de verdad a todos los vascos; cero en relación a cambiar la política de imposición lingüística que tantas injusticias sigue provocando; y ninguna medida de para regenerar la democracia (reforma de la ley electoral o supresión de aforamientos, entre otros) y abrir las instituciones a toda la ciudadanía. Es decir, nada de lo fundamental que debe defenderse en el País Vasco. Porque de las medidas sociales y económicas que se incorporan al acuerdo tampoco hay nada relevante ni compromisos concretos. Salvo que el billete único, que está muy bien, pueda ser considerado cuestión de Estado.

El PSE asume la idea nacionalista de que cuantas más competencias se trasladen a las Comunidades Autónomas, mejor, por lo que se avanza en la parcelación del Estado, los reinos de taifas, la nación de naciones, el federalismo asimétrico y las desigualdades fiscales. En relación a las víctimas del terrorismo, la derrota definitiva de ETA y la batalla del relato, ni siquiera se cuestiona a Jonan Fernández y no hay nada en relación a la clarificación de los más de 300 crímenes cometidos por ETA que siguen sin estar resueltos. Tras reunirse oficialmente con los servicios auxiliares de ETA, es como si los socialistas dieran la batalla por perdida.

Lo dicho: el PSE se afianza como palmero del PNV y, con su pacto, abunda en la desigualdad en España. Y no sé qué es peor: la sonrisa que este acuerdo provoca entre los nacionalistas vascos… o el aplauso ingenuo de quienes no lo son.