El PSOE, un problema nacional

ABC 28/08/16

· Los socialistas están demostrando un lamentable concepto primario de su responsabilidad con los ciudadanos, una visión paupérrima de su capacidad para actuar políticamente en condiciones novedosas

Amedida que se hace inminente el cierre del acuerdo entre el Partido Popular y Ciudadanos, al que se sumará Coalición Canaria, la posición intransigente del PSOE se hace más aguda y condena a España a celebrar nuevas elecciones. Los mismos que desde la dirección socialista pedían a Mariano Rajoy que se moviera para lograr apoyos, se recluyen ahora en un inmovilismo táctico que pone de manifiesto la incapacidad del PSOE tanto para ganar elecciones como para liderar la oposición. La pregunta, por tanto, es obvia: ¿para qué sirve el PSOE? En un tiempo como el actual, sin mayorías definidas en la izquierda ni en la derecha, el ejercicio de la política debe basarse en la flexibilidad y el interés general. Para el PSOE, la política sólo existe con dos fines: acceder al poder como sea y evitar que gobierne el PP. Los socialistas están demostrando un lamentable concepto primario de su responsabilidad con los ciudadanos, una visión paupérrima de su capacidad para actuar políticamente en condiciones novedosas. Pedro Sánchez, con el concurso del silencio de todos los dirigentes de su partido, mide día a día las posibilidades de socavar la victoria del PP e impedir la formación de un gobierno sobre el que, paradójicamente, el PSOE podría influir como nunca hasta ahora lo habría podido hacer el principal partido de la oposición.

No hay opción que persuada al PSOE para facilitar el arranque de esta legislatura con un gobierno que pueda cumplir los compromisos mínimos presupuestarios con la Unión Europea, verdadera encrucijada de la recuperación económica que los socialistas están poniendo en el alero. Para cualquier socialista europeo resultará esperpéntico que su colega Sánchez haya anunciado ya el voto negativo a unos Presupuestos Generales para 2017 que ni siquiera conoce.

Lo deseable es pensar que el PSOE está apurando su táctica de tensar la situación para hacer pasar a Rajoy por una segunda votación, en la que la abstención socialista tendrá un precio político muy alto a corto plazo. Pero los días pasan y el PSOE sólo se dedica a acumular declaraciones hostiles contra Rajoy y el PP de las que luego le resultará muy difícil apearse. La debilidad de Podemos, agravada por sus crisis con sus socios nacionalistas, está animando a Sánchez a mantenerse en el «no» a Rajoy para recuperar el voto más izquierdista. Esta es la contabilidad del secretario general del PSOE, en la que España aparece anotada más como una carga que como un activo.