El rapto de Europa

EL MUNDO 26/09/16
TEODORO LEÓN GROSS

ESTOS días, en Córdoba, se ha celebrado un congreso bajo el rótulo de El desorden del mundo. Por allí pasaron, convocados por la Ser, Ashton, Sami Nair, Rabbo, Paulo Portas, Picardo, Bernardino León, Tremlett… Y en todos los diálogos, del Brexit a los populismos, del nacionalismo a EEUU o la postprimavera árabe, un factor común: la debilidad de Europa. Con matices, claro; pero mucho desencanto. No por casualidad David Rieff, sobre la perspectiva americana, decía allí «Europa ya se ve desunida». Días atrás, los socios populistas del Este en la cumbre de Bratislava avivaban ese diagnóstico. En su distancia burocrática, el gentil monstruo de Bruselas, como titulaba Enzensberger su ensayo sobre la tutela, ha nutrido el eslogan nacionalista de «recuperar el control», incluso los discursos del odio. Próxima estación: Francia, con Le Pen en segunda vuelta. Entretanto el discurso de Juncker sobre el Estado de la Unión delata la miopía de la burbuja de Bruselas. Más allá de la obsesiva política doméstica, ese es el abismo.