El ‘sorpasso’ complica la gobernabilidad de España

EDITORIAL EL MUNDO – 10/06/16

· Anoche empezó una campaña electoral muy distinta que la anterior. Lo más significativo es que, por primera vez en la reciente etapa democrática, el PSOE no es ni el primero ni el segundo partido en intención de voto, algo que supone un sustancial cambio cualitativo en la política española. En efecto, la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicada ayer refleja que Unidos Podemos y sus confluencias –En Comú, las Mareas y Compromís– obtendrían el 25,6% de los votos y entre 88 y 92 escaños, superando al PSOE, que quedaría relegado a la tercera posición, con el 21,2% de las papeletas y entre 78 y 80 escaños. Según el CIS, los socialistas podrían perder más de 10 diputados y registrar –otra vez– su peor resultado desde 1977.

Ello contrasta con el dato de que el PSOE continúa siendo el partido que los españoles prefieren para gobernar, lo que sugiere que el desafecto de los electores se dirige directamente hacia la actual dirección.

Si el PSOE es el peor parado por los resultados del CIS, Unidos Podemos es el claro vencedor. La coalición se hace con la hegemonía de la izquierda en España, con el 25,6% de los electores y entre 88 y 92 diputados. Nadie puede dudar ya de que la apuesta por la unión electoral de Pablo Iglesias y Alberto Garzón es acertada, aunque el ascenso electoral de la coalición se produce fundamentalmente por las subidas de las confluencias en sus respectivos territorios. Está claro que Unidos Podemos es la formación que mejor ha capitalizado en beneficio propio estas semanas de precampaña y lleva varios cuerpos de ventaja a sus competidores.

Todo indica también que Podemos se ha convertido en la fuerza que más se aprovecha del voto de los ciudadanos que se sienten desencantados con el bipartidismo. Que la izquierda radical que encabeza Iglesias –ayer analizábamos su pernicioso programa económico para España– se pueda convertir en la alternativa para desbancar al PP del Gobierno tiene unas consecuencias inquietantes para el futuro.

Otra de las revelaciones de esta encuesta es que el PP no supera el número de escaños alcanzado el 20-D –puede perder hasta cinco diputados– a pesar de incrementar en medio punto el porcentaje de apoyo. Esto significa que, de momento, no está calando entre los ciudadanos la estrategia del voto del miedo a la izquierda radical con la que los populares intentan movilizar a su electorado y que Rajoy necesitará cambiar de discurso con propuestas concretas en la campaña.

El retroceso del PP, junto con el estancamiento de Ciudadanos, hacen que el bloque de izquierda supere al del centroderecha; así, en el escenario más optimista para sus intereses, Unidos Podemos y el PSOE podrían alcanzar 172 diputados en el próximo Congreso, a sólo cuatro de la mayoría absoluta. Ahora bien, esta posibilidad es una manzana envenenada para Pedro Sánchez porque entrar en un Gobierno con Iglesias podría suponer la puntilla para el PSOE. Como también tendría que dar muchas explicaciones a las bases en el caso de facilitar un Ejecutivo popular mediante una hipotética abstención en la investidura. Queda toda la campaña por delante y todavía no es el momento de hablar de estrategias postelectorales, pero cualquier análisis político tiene que empezar a considerar ya diversos y complejos escenarios.

Conviene resaltar también los excelentes resultados que consigue Unidos Podemos en el País Vasco y en Cataluña. En ambas comunidades se consolida como principal fuerza política, desbancando respectivamente al PNV y a Convergència –esta última desciende hasta el cuarto puesto por escaños–.

Lo que se desprende de esta encuesta es que sería conveniente que los partidos enfocaran esta campaña con un cierto pragmatismo, ya el 27-J van a tener que negociar alianzas para formar Gobierno a falta de una mayoría clara

La sociedad ya ha asimilado como un fracaso de la clase política la celebración de estas nuevas elecciones, por lo que una tercera convocatoria sólo serviría para desacreditar a los líderes y agravar los problemas del país. Es una opción impensable.

Aunque el sondeo indica que hay un tercio de votantes indecisos, no es un porcentaje más alto que en otras convocatorias. Lo probable es que el resultado no sea muy diferente al que reflejó ayer el CIS. Por ello, debemos exigir a los dirigentes que antepongan el bien de España a sus intereses y no rompan los puentes antes de la dura negociación que se avecina.

EDITORIAL EL MUNDO – 10/06/16