El TC o lo que se torea en Cataluña

GUILLERMO DUPUY – LIBERTAD DIGITAL – 07/10/16

Guillermo Dupuy
Guillermo Dupuy

· Es la clase política española la responsable de que en Cataluña lo único que se toree y se vaya seguir toreando sean las leyes y las sentencias judiciales.

Ignoro a qué se ha debido que el Tribunal Constitucional optara este miércoles por aplazar hasta una próxima reunión la resolución sobre el recurso contra la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, que, según varios medios de comunicación, ha quedado, no obstante, acordada en sentido favorable al levantamiento de la prohibición. Supongo que será para no hacerlo coincidir con la noticia de este jueves, según la cual el TC ha ordenado a la Fiscalía que proceda penalmente contra la presidenta del Parlamento regional de Cataluña, Carme Forcadell, por delito de desobediencia.

Sea como fuere, los golpistas que rigen las instituciones autonómicas catalanas, con la puntualidad que les caracteriza a la hora de hacer caso omiso a nuestros Altos Tribunales, no han perdido un minuto en reiterar de palabra la desobediencia que desde hace tantos años perpetran impunemente. Así, sin siquiera esperar a que se hiciera público el fallo del Constitucional sobre los toros, el Gobierno del golpista Puigdemont, por boca de su consejera de Presidencia y portavoz, Neus Munté, ya anunciaba en rueda de presa el pasado martes que el Ejecutivo catalán no piensa obedecer el previsible –y seguro que estéril– levantamiento de la prohibición de los toros.

En cuanto a lo de Forcadell, ha sido la propia presidenta del Parlamento regional en rebeldía la que ha comparecido este mismo jueves ante los medios de comunicación para advertir a los magistrados del Constitucional: «Hice lo que tocaba y lo volvería a hacer»; al tiempo que proclamaba: «No van a conseguir pararnos, no conseguirán atemorizarnos, no conseguirán coartar la libertad de expresión en este Parlamento, se seguirá hablando de todo».
 
La verdad es que poco ha tardado Forcadell en cumplir sus nuevas amenazas al Constitucional, pues, pocas horas después de pronunciarlas, reincidía en su delito de desobediencia al autorizar que laMesa del Parlamento regional tramitase las ilegales propuestas de resolución independentistas impulsadas por JxS y la CUP, entre ellas, una nueva consulta secesionista que se habría de perpetrar el próximo mes de septiembre.

El otro día, con ocasión del llamamiento en forma de encuesta que hacía una de las radios en manos de los golpistas y financiadas por el contribuyente para «impedir físicamente» el enjuiciamiento de Mas, Ortega y Rigao –encuesta que, por si quedaba alguna duda, el propio Puigdemont ha respaldado este jueves–, el editorial de nuestro periódico se preguntaba si los separatistas se habían creído «intocables».

La verdad es que, dada la impunidad y la financiación de que han venido gozando hasta la fecha, todos tenemos derecho a pensar –empezando por los golpistas– que, ciertamente, son «intocables». Personalmente, hasta que no vea a ninguno de ellos ingresar en prisión, seguiré convencido de su impunidad. Recordemos que ha sido la Fiscalía española la que, escandalosamente, ha retirado la acusación por malversación de fondos contra Mas, único delito de los que se le acusa penado con cárcel. Hasta la fecha, la única inhabilitación para cargo público que ha sufrido Mas fue la que le impuso la CUP o la que voluntariamente asumió en su día el único fiscal general del Estado que se atrevió a procesar a los golpistas por la consulta del 9-N, el dimitido Eduardo Torres-Dulce.

No sé lo que tardarán tantos en darse cuenta de que el cáncer de la unidad de España no radica en Cataluña, sino en Madrid. Son esas élites políticas, judiciales y mediáticas españolas las responsables de que los golpistas gocen de financiación e impunidad a la hora de borrar las fronteras más preciosas de nuestra nación, aquellas que la configuran como Estado de Derecho. Ellas son las auténticas responsables de que en Cataluña lo único que se toree y se vaya seguir toreando sean las leyes y las sentencias. Ellas son también las únicas que lo silencian.

GUILLERMO DUPUY – LIBERTAD DIGITAL – 07/10/16