El zote y el CETA

EL MUNDO 23/06/17
SANTIAGO GONZÁLEZ

Pablo Bustinduy es el responsable de Internacional de Podemos. O sea, el homólogo de Iratxe García en la formación morada. Es, además, hijo de Ángeles Amador, ministra de Sanidad en los estertores del felipismo, lo que hace de él un personaje esencial de Podemos, el pretexto que tiene el PSOE para explicar su voluntad de pacto con la banda de Pablo. Lo había argumentado Borrell: «Porque muchos de nuestros hijos están ahí». En esto, como en tantas cosas, cherchez la femme. Que en el caso que nos ocupa es la presidenta del PSOE. El presidente consorte del nuevo socialismo perdió una gran ocasión para añadir: «Ya lo sé, los hemos educado mal».

Los socialistas españoles están algo confusos. Se comprende. Después de haber votado a favor del tratado de la UE con Canadá, la presidenta Narbona–lo que tiran los hijos– anunció en su cuenta de Twitter que iban a retirar su apoyo al CETA. La portavoz independiente Robles quiso matizar, anunciando que el partido tomaría una posición en la reunión de la Ejecutiva del lunes, después de hablar con los agentes económicos y sociales, pero no parece que Margarita sepa por dónde sopla el aire.

Un experto que nos visitaba ayer, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, trató de explicarle el tema al secretario general con toda la politesse de la que es capaz un francés: «Hay que saber conciliar ser de izquierdas con ser creíbles como alternativa de Gobierno». Pero a su anfitrión debió de parecerle un pensamiento muy complejo, porque le explicó su decisión de abstenerse. Pudo Moscovici contarle la experiencia vivida por el PSF para que fuese tomando nota, «regardezBenoîtHamon», pero no lo hizo.

La ciaboga de Sánchez no ha bastado para satisfacer a Podemos. Al joven Bustinduy le parece insuficiente todo lo que no sea parar el tratado. La diputada socialista Soraya Rodríguez, que había defendido con pundonor y conocimiento el CETA frente a una enmienda de Podemos hace un mes, está perpleja al ver que su partido se ha pasado al grupo de los que «atacan al CETA con eslóganes», según sus propias palabras. Los europarlamentarios socialistas españoles suman la estupefacción a la vergüenza. Hay que ponerse en su lugar y coincidir con todos los detritus de Europa: Nigel Farage y Cinco Estrellas, la extrema derecha italiana, IU, Podemos, Bildu y el Frente Nacional de Marine Le Pen. Joder qué tropa va en el carro de Pedro Sánchez, y a ver cómo sobrellevan esto los 14 socialistas, que agacharán la cabeza frente al resto de los socialdemócratas en Estrasburgo: 192.

Lo que antes podían temerse los más avispados en la intimidad de sus escaños ahora ha pasado a ser de dominio público. Sánchez ha levantado la pancarta para pregonarse. Es un incapaz tan corto de luces como largo de ambiciones a punto de afrontar otro esfuerzo, la segunda tarea que le ha puesto Iglesias: «Digamos no al techo de gasto». Como diría el divino marqués: «Ánimo Pedro, un esfuerzo más si quieres ser republicano».