LUIS VENTOSO-ABC

Naif es el PSOE si piensa que va a moderar al separatismo

HABRÁN escuchado esta manida fábula, atribuida por algunos a Esopo, que como se murió 564 años antes de Cristo tampoco va discutir sobre el copyright. Una rana filantrópica, de corazón de oro, vive en las riberas de un río y ayuda constantemente a otros pequeños animales a cruzar el cauce llevándolos a cuestas. Un escorpión intenta camelarla para que lo pase a la otra orilla. La rana le dice que nones, que lo tiene muy calado y sabe que le clavará su aguijón venenoso. Pero el alacrán le replica con un argumento irrefutable: «Eso es absurdo, porque si te atacase nos ahogaríamos los dos». La bondadosa rana cede y comienza a nadar con el escorpión encima. Avanzan un poco… y el alacrán le asesta su picadura. «¿Por qué lo hiciste?», pregunta la pobre rana en su agonía. «Es mi naturaleza. No puedo evitarlo», responde su ejecutor.

El PSOE es la rana caritativa que aspira a llevar a buen puerto al separatismo, convencido de que podrá cambiar su naturaleza enjabonándolo con mimos, prebendas y facilidades. La bondadosa rana socialista no acaba de entender que los partidos independentistas no se apellidan así porque fomenten el cultivo del kiwi en España o el juego del mus, sino porque su meta absoluta es crear un nuevo Estado a costa de destrozar el español. Sánchez ha anunciado que inicia el diálogo con Torra (al que hace quince días tachó de «xenófobo y supremacista»). ¿Y cómo ha respondido el presidente separatista de la Generalitat a la mano tendida del PSOE? Pues con las siguientes iniciativas:

–Enchufar 20 millones de euros más a TV3, la máquina de propaganda del régimen.

–Colgar una pancarta por los presos y el lazo amarillo en la fachada de la Generalitat.

–Anunciar que sigue adelante con su República y que es su objetivo de legislatura.

–Por último, ayer mismo, anunció la reapertura del Diplocat, la red diplomática que se cerró con el artículo 155 y que había servido para hacer propaganda de la causa sediciosa por todo el planeta.

La intentona naif del Gobierno de Sánchez de seducir a los separatistas saldrá horriblemente mal. Los independentistas son cruzados de su causa, que consideran que el Estado autonómico queda muy atrás. Como el alacrán, prefieren la autolesión a renunciar a su naturaleza (la fuga masiva de empresas de Cataluña no les ha hecho ni pestañear). Ceder más autogobierno a Cataluña como ayer reclamaba Zapatero –el padre de este lío– solo les otorgará más facilidades para su golpe final, porque el Estado será más débil. Malear la Constitución para darles un trato VIP, un agravio para el resto de las comunidades, no hará que se avengan a la legalidad española y la den por buena. Al revés.

Hablando de Escocia, Tony Blair dejó un consejo clarividente. Advirtió que jamás se vence al nacionalismo queriendo ser también un poco nacionalista, sino «con un discurso frontalmente opuesto al suyo»; mejor, más solidario y avanzado. Pero Blair, guste o no, es un estadista de élite. Y Sánchez es… Sánchez.