Europa, España y la catatonia

HERMANN TERTSCH – ABC – 10/05/16

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Era el Día de Europa ayer y nadie se atrevía a celebrarlo. No fuera a parecer un sarcasmo. No fuera a pasar algo que revelara el actual estado de cosas en la Unión Europea, la profunda y existencial crisis en que se encuentra, tras más de medio siglo de existencia como el club de los privilegiados al que todos querían pertenecer. Y pasó. La dimisión a media mañana del canciller austriaco Werner Fayman no es una crisis cualquiera en un pequeño país alpino. Es otra viga que se rompe en la estructura política europea bajo el embate de sus propios fracasos y de fuerzas nuevas.

El socialdemócrata Fayman, la corrección política hecha percha de traje gris, llegaba a todo tarde. Atacó con saña al húngaro Viktor Orban cuando este decidió construir una valla para defender su soberanía y una inmigración controlada. Meses más tarde tuvo que hacer lo mismo, pero tarde. En las elecciones presidenciales en abril su partido se hundió, como su socio de gobierno. Nadie excluya pronto un gobierno encabezado por el líder del FPÖ, Hans Christian Strache.

La oleada de refugiados y las inmensas repercusiones sociales han acabado ya con el orden político de la posguerra en Austria y lo harán pronto en otros países. Solo falta saber qué lo sustituye. Y nadie excluya que el escenario austriaco salte la frontera. La gran coalición alemana ha entrado en un estado catatónico. El SPD se hunde como el SPÖ. Angela Merkel intenta desesperadamente frenar a su derecha al populista AfD. En el seno de la CDU hay indignación y pánico.

Así está la UE en el Día de Europa. La unión de estados de mayor éxito de la historia aún goza del mayor bienestar y seguridad y paz social. Pero los nubarrones se han cerrado hasta crear un panorama como nunca amenazante y tenebroso. A poco más de un mes del referéndum sobre la salida del Reino Unido. Cuando Turquía, que pedía ponerse en la cola para el ingreso, exige condiciones contrarias a los principios europeos. Bajo la amenaza de inundar el continente con inmigrantes llegados de todo el mundo.

Grecia está ya medio fuera pese a todos los esfuerzos. Toda la Unión cruje bajo la inseguridad, la falta de confianza en sus líderes y el miedo. En Francia se estudia utilizar el Brexit para una reorganización con un núcleo duro. Se verá si en tal núcleo hay ya acople posible para Alemania y Francia, sociedades que divergen cada vez más. En los estados orientales se niegan a acoger refugiados y las multas que quiere imponer la Comisión por negarse son del todo impagables.

Habría una rebelión, apoyada por sus gobiernos. Brota en todo el continente la hostilidad e indignación hacia la clase política tradicional, su mantra socialdemócrata «buenista» y una burocracia de Bruselas que muchos ven como la peor casta de todas, lejana de las sociedades europeas, derrochadora, arrogante y soberbia, que desprecia sentimientos, tradiciones, miedos y necesidades de las poblaciones. Los europeos creen cada vez menos en una Bruselas como sumo guardián de una política fría y distante, implacable en sus injerencias y de la corrección política que impone un discurso único en abierto conflicto con la realidad.

España, presa del avance de un primitivo discurso izquierdista del resentimiento, participa en la liquidación del consenso socialdemócrata de los grandes partidos europeos, pero con una tentación totalitaria igualitarista y colectivista que lo alejaría definitivamente de los estados desarrollados del continente. El orden europeo saltó por los aires hace 102 años. Si salta de nuevo y fracasa la UE, no convendría a España haberse dotado de un régimen que lo acerque rápidamente no a Alemania, sino a África. Cuidado, porque es en lo que estamos.

HERMANN TERTSCH – ABC – 10/05/16