Évole y la pastoral de Oteg(u)i

ABC – 20/04/16 – JAVIER RUPÉREZ

Javier Rupérez
Javier Rupérez

· «Donde a Évole se le ve el plumero es en la foto de compadre que en tierno abrazo comparte con el terrorista. Y esa foto sí la he visto. Y me parece que, dígase lo que se diga del programa y de sus consecuencias, esa instantánea revela una bajeza moral o una inconsciencia, o ambas cosas a la vez».

Lo confieso: no he visto el programa. La distancia atlántica me impide tener todo el acceso que yo quisiera a las televisiones carpetovetónicas. Lo digo para que Évole no se ponga estupendo y me riña por no haber visto su intermedio pastoral con el terrorista convicto, aunque no siempre confeso, que responde al nombre de Oteg(u)i. Y que también conste: gentes por las que tengo respeto me dicen que el periodista no estuvo complaciente. Claro que otros, por los que también albergo consideración, dicen justamente lo contrario. Hasta aquí todo relativamente normal.

No lo es tanto el que el propio Évole pretenda convertirse en un martirizado adalid de la libertad de expresión al llevar a su programa a un asesino. Nadie en las décadas de su actividad delictiva le ha negado a Oteg(u)i su capacidad para expresar libremente sus opiniones. Eso sí, cuando lo hizo con la metralleta, con el secuestro o la extorsión, acabó con los huesos en la benévola cárcel que le ha deparado el Estado que dice querer eliminar.

Son, sin embargo, muchos los que debido a sus acciones y a las de sus compañeros de camada criminal no solo perdieron la posibilidad de expresarse libremente, sino que también se vieron brutalmente privados de su derecho a la vida. Que a tal tipo de individuos se les proporcione la posibilidad de inundar con obscenas mentiras las pantallas de los televisores en horas de máxima audiencia no responde a ninguna obligación, sino a una dudosa elección de los responsables de la cadena que se presta a tan torcido ejercicio. No todo vale, ni en la política, ni en la vida ni en el periodismo. Nadie está por encima de nadie y menos sobre la urgencia de respetar un determinado código ético de comportamientos. Ya sabíamos que Oteg(u)i no lo tiene. ¿Cuál es el que guía los pasos de Évole, la Sexta y terminales conexos? ¿Todo vale si la audiencia lo digiere?

Me dicen, y lo creo, que la sarta de obscenidades proferidas por el terrorista estuvo a punto de provocar vómitos en más de un espectador. Y, sin embargo, me pregunto por qué Évole, siempre tan cuidadoso en la preparación de sus espectáculos, no recurrió esta vez a lo elemental: buscar el testimonio de Françoise Marhuenda, una ciudadana francesa que participó en el frustrado secuestro/asesinato de Gabriel Cisneros y posteriormente en mi secuestro y cuya declaración sobre los hechos contiene con pelos y señales, que descienden hasta el calibre de las pistolas que los terroristas portaban, las actividades criminales del hoy estrella televisiva y siempre terrorista. O, puestos a ello, con la repugnancia con que hubiera recibido la proposición, conmigo mismo, superviviente de la ignominia a que Oteg(u)i y sus cómplices me sometieron. ¿O es que quizás al delincuente le sobraran los testigos incómodos?

Pero donde a Évole se le adivina la pérdida del norte, o, como dirían los castizos, donde se le ve el plumero, es en la foto de compadre que en tierno abrazo comparte con el terrorista Arnaldo Oteg(u)i. Y esa foto sí la he visto. Y me parece que, dígase lo que se diga del programa y de sus consecuencias, esa instantánea revela una bajeza moral o una inconsciencia, o ambas cosas a la vez, que mejor que ningún otro discurso ponen en su sitio al director del programa y a la cadena que lo emite.

A los criminales se les puede entrevistar. Abrazarlos equivale a endosar sus acciones, a extender el ramo de la complicidad con sus actos, a dotarlos de la humanidad que perdieron cuando cometieron el primer asesinato. Seguramente, no es lo que Évole pretendió. Pero, como bien dicen los franceses, a lo mejor «no hace falta decirlo, pero queda mucho mejor dicho». Estamos esperando.

ABC – 20/04/16 – JAVIER RUPÉREZ