HERMANN TERTSCH – ABC

· Los golpistas tienen toda la comunicación que el Gobierno les regaló.

En la primera clase de ese cursillo que Mariano Rajoy nunca ha hecho sobre «cómo neutralizar un golpe de Estado antes de que te cueste tu país, el poder y la cabeza» lo dicen muy claro: lo más importante es cortar la comunicación entre los golpistas. Hay que impedir que los golpistas sepan qué hacen o qué les pasa a sus cómplices en cada momento. Y hay que evitar su coordinación y la transmisión de información y de órdenes. Eso lo aplicó Hitler nada más recuperarse de la conmoción de la bomba, mal puesta por desgracia, del coronel Claus von Stauffenberg. Y la desinformación, falta de comunicación y consiguiente chapuza dieron al traste con la Sanjurjada o el 23-F.

En España asistimos a un golpe en que el Estado colabora obsequioso en el mantenimiento de las líneas de información golpistas. Estos utilizan los medios del Estado con tanta eficacia como los que llaman propios, también concesiones, en parte tramposas, que les han hecho los gobernantes. Sí, los gobernantes, que a cambio de mil ventajas del poder juran proteger al Estado contra el golpismo. Y a los ciudadanos contra quienes amenazan con acabar con la democracia, con el propio Estado y con la Nación. Si no fuera porque son casi todos empollones de provincias, sin imaginación y con poco mundo, se podría sospechar de tanta amabilidad y hasta entrega hacia los enemigos del Estado. Y pensar que ellos también trabajan para algún gobierno extranjero. Como esos de Podemos a los que tanto han ayudado a ser una fuerza clave en este «putsch on line».

Porque este es el primer golpe de la historia retransmitido como reality show. Las dos cadenas menores de los miembros del duopolio televisivo, una concesión del Estado a dos grupos con alta participación extranjera, son cadenas monotemáticas. Ahora retransmiten en directo el golpe. Llevan años dedicadas a la destrucción de España y su orden constitucional. Durante 24 horas todos los días de la semana emiten para:

1. El fomento de todo separatismo contra la unidad de España, la fobia a España como idea, desprecio a su monarquía y a su historia que es sometida a permanente falsificación y vejación.

2. La agresión sistemática para el cuestionamiento y la destrucción de las instituciones, el amparo a todo enemigo del Estado, por infame, violento, detestable y delincuente que sea.

3. La ridiculización de valores y principios tradicionales, desde el patriotismo a la lealtad, la dignidad, el honor, la feminidad en la mujer y la virilidad en el hombre, el derecho natural.

4. La promoción del odio al cristianismo, el ataque permanente a la Iglesia católica con las agresiones más brutales y crueles a sus creencias y desprestigio de su historia, su liturgia, sus símbolos.

5. La difusión de elementos de sospecha, desprestigio y muerte civil para cualquier actividad, actitud o persona que pueda fortalecer las defensas o el prestigio de España y su historia entre los españoles.

Los golpistas están en todas las televisiones, arropados por un periodismo izquierdista que comparte la hispanofobia que alimenta al foco sedicioso. Ante el brutal asalto criminal a las instituciones que pone en peligro la paz y la vida y hacienda de todos los españoles, todos esperan que el Gobierno tenga un arma para reinstalar la ley. Esperemos que sea algo más convincente que su estrella Andrea Levy con sus torpes balbuceos entrevistada por el mayor agente de la trama desestabilizadora en la cadena más dedicada al golpismo. Tan enamorados están de las televisiones separatistas e izquierdistas que regalaron golpismo, que corren peligro de acabar de estrellas en la agitación contra España.

HERMANN TERTSCH – ABC