RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC

· ¿Ésta es la diplomacia vaticana en el papado de Francisco?.

Hay hechos que se sabe que provocarán derramamiento de sangre. Y hoy vamos a vivir uno de esos días en que se ha provocado una situación que va a generar violencia y muertos. Quizá no hoy mismo, pero sí a corto plazo. Y lo triste es la sensación de frustración de muchos por no haber visto que algunas autoridades morales hagan todo lo que podían haber hecho para impedir esto.

Hoy se da en Venezuela un golpe de Estado desde la Presidencia de la República para acabar con una institución democrática como es su parlamento, la Asamblea Nacional. Se pretende celebrar una elección en la que los ciudadanos de a pie sólo puedan sufragar por una parte de la Cámara. Y se busca con ello designar un legislativo afín al presidente Maduro. La actual Asamblea nacional no ha agotado su mandato, pero resulta demasiado incómoda. Fue elegida con un Ejecutivo y una Presidencia hostiles. Es por ello que hay que impedir que esta situación se prolongue y hay que colocar en su lugar a un nuevo parlamento que sólo diga amén.

La inmensa degradación de la situación en Venezuela ha generado un rayo de luz y esperanza para la democracia en el mundo entero. Por primera vez hemos visto a expresidentes de todo el espectro ideológico democrático movilizándose para conseguir la vuelta de la democracia a Venezuela. Bajo el impulso de Andrés Pastrana, Tuto Quiroga y José María Aznar se creó la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática) que ha promovido la recuperación de la libertad en ese país hermano. Ahí están, por poner dos ejemplos colombianos, desde el expresidente Álvaro Uribe, que algunos consideran de extrema derecha, al expresidente Belisario Betancur, que fue recibido por muchos al llegar a la presidencia como «un comunista».

En un gesto especialmente doloroso para quienes nos declaramos católicos, dieciocho expresidentes entre los que están todos los mentados y algunos más como el premio Nobel de la Paz Óscar Arias se dirigieron al Papa Francisco el pasado jueves apelando «una vez más, a la autoridad moral de Su Santidad Francisco, cuya palabra y acción, en esta grave circunstancia que padecen y sufren todos los venezolanos, sin distingos, puede ser capaz de ponerle freno al desbordamiento dictatorial en Venezuela y abrirle espacios para una transición que, fundada en los resultados de la citada consulta popular y la liberación de los presos políticos, devuelva la paz y la concordia en esa querida nación, que fuera cuna de libertad.» No parece que la carta haya generado ninguna respuesta. ¿Ésta es la diplomacia vaticana en el papado de Francisco? ¿La cree mejor que la desarrollada durante siglos por sus predecesores en el solio pontificio? ¿Para esto ha servido el que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, se pasara los cuatro años que precedieron a su nombramiento como «ministro de Exteriores» como nuncio apostólico en Caracas?

Hoy es un día triste en América. Las fuerzas de la libertad no van a poder impedir el latrocinio que quiere perpetrar Maduro. Pero su lucha marcará el nacimiento de una nueva era de la libertad en Occidente.

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 30/07/17