Miquel Giménez-Vozpòpuli

El incendio de un piso en Badalona del otro día fue provocado, presuntamente, porque sus habitantes, ocupas, tenían la luz enganchada a la escalera. Hubo muertos y mucho silencio. Lo políticamente correcto suele ser intelectualmente estúpido.

Xavier García Albiol, candidato del PP a la alcaldía de Badalona, ha declarado su intención de presentar una querella criminal por estos hechos. A Xavier los pijos progres le han llamado de todo por su contundente actitud ante inmigrantes ilegales entregados a la delincuencia. Fascista, xenófobo, franquista, ya saben, los gritos de ritual entre la cofradía del sangrado libre, la copa vaginal o, mucho peor, el culto desmadrado con resabios a furor uterino hacia el doctor Sánchez, que no sé qué es peor. Lo moderno es permitir que manteros, mafias, narco pisos y redes de explotación campen a sus anchas. A la gente que suda tinta para ganar una miseria que le permite solamente malvivir, que les den.

Lo exasperante es que estos colectivos delictivos ni pagan ni saben lo que es pagar. Ven a nuestra sociedad como un cerdo del que todo se aprovecha. Es un amplio abanico que les ofrece la estupidez de una Europa carcomida por su propia codicia e impotencia: pagas, subsidios, becas, paro, y, lo que es peor, una impunidad insólita ante la ley. Como los que creen que tienen el derecho a quitarte tu piso. No hablo del enorme parque de viviendas que obran en poder de los bancos por culpa de la crisis, que ha desahuciado a miles de familias que no pudieron pagar la hipoteca. Hablo de domicilios humildes, de jubilados que viven con sus hijos y van una vez por semana a lo que fue su hogar; de pisos habitados que se ocupan aprovechando que la familia se va de vacaciones; de pisos que, entre inquilino e inquilino, se quedan vacíos. Nada de capitalismo opresor. Gente de a pie, normal, desprotegida ante la permisividad de los gobiernos municipales y autonómicos que se lavan las manos, cuando no apoyan a esos colectivos.

La misma policía te lo dice. “Si le entran ocupas, ni se le ocurra llamarnos, porque entonces no los sacará usted del piso al menos en dos años, que es lo que tardará en verse el juicio”

La misma policía te lo dice. “Si le entran ocupas, ni se le ocurra llamarnos, porque entonces no los sacará usted del piso al menos en dos años, que es lo que tardará en verse el juicio”. Durante ese periodo, además, el propietario legal estará obligado a pagar los recibos de agua, luz, etc. que consuman. Y ni se le ocurra entrar por su cuenta, porque será allanamiento de morada. Ya no digo si se le pasa por la cabeza darles un susto físico, porque si les toca un pelo, a usted se le caerá el suyo. No es casual que los CDR, en su lista de organizaciones “fascistas”, hayan incluido a una empresa especializada en desocupar viviendas.

Denunciarlo es insolidario, estigmatizar a los inmigrantes, dicen. Hace falta poca vergüenza. En Cataluña, las ocupaciones de pisos particulares ascienden solo en Barcelona y su área metropolitana entre quince y veinte diarias. Tras ellas están mafias organizadas provenientes de otros países que cobran de los ocupas y, luego, del propietario si este decide negociar para que, medio pago, se vayan. Negocio redondo. ¿Ada Colau que dice? Que son unos benditos. ¿La Generalitat? Que no es cosa suya y que se ocupen los ayuntamientos. Elsa Artadi dixit.

¿Y la gente? Pues que ya está bien de tanto tabú, de tanto rojo pálido, de tanta ley del embudo. Que aquí se paga mucho para lo que nos devuelve la administración y que, ya puestos, sería mejor pasar de leyes. La izquierda caviar se horroriza cuando escucha estas cosas. Seguro que el sorbito de Ballantine’s con coca cola se les atraganta. “Fíjense, que fascistas son”, me parece escuchar decir a los vividores de la bandera roja. Pero esto no va de fascismo, esto va de justicia, de respeto a la igualdad ante la ley, de vivir en sociedad o en la jungla.

Presumo que Albiol va a ganar de calle y que VOX entrará en el Parlament

Presumo que Albiol va a ganar de calle y que VOX entrará en el Parlament. Está el personal muy harto, porque sin justicia no hay democracia. Es hora de ir desmontando tabúes. Sea como sea, lo dicho, estamos hasta los cojones. O hasta los ovarios, por aquello de la igualdad.