Fernando Savater-El País

En estas elecciones los partidos malditos no presentan candidatos en el 43% de los municipios catalanes y más o menos lo mismo en los vascos

En mis escarceos políticos juveniles, Franco regnante, cualquier modesta concentración o pegada de carteles podía ser interrumpida por la agresión de la ultraderecha. ¡Aquello sí que eran escraches que podían dejarte escracharrado para una temporada! Y si aparecía la policía te detenía a ti, no al agresor. Nosotros éramos la anti-España, contra la cual todo estaba permitido y hasta aconsejado. Hoy sigue existiendo la anti-España, pero se ha diversificado: ahora tenemos la anti-Euskadi, la anti-Cataluña, la anti-Galicia y, más en general, la derecha, que es antitodo lo que un ser humano limpio y decente puede desear. Contra esta anti-España polivalente (llamada ahora con furia “España” a secas) son lícitas las vías de hecho, los escraches, y no solo las refutaciones dialécticas, que apenas se intentan. Los antiguos procedimientos de la ultraderecha quiere y sabe utilizarlos mejor la izquierda, como bien ha señalado Carmen Calvo. No pertenecer al grupo de los acosadores basta para justificar ser acosado: los anticatalanes o antivascos contaminan hasta las aceras que pisan, las embarazadas de derechas pretenden colonizar los úteros feministas y la derecha globalizada —es decir, cualquiera no homologado por la izquierda— debe ser repelida por cualquier medio porque pretende arrebatarnos todos nuestros derechos y reconocer sólo el de pernada. Tal satanización tiene efectos purificadores. En estas elecciones los partidos malditos no presentan candidatos en el 43% de los municipios catalanes y más o menos lo mismo en los vascos. La gente no los quiere, o sea, no se atreve a quererlos. Dice Egiguren que Josu Ternera es un “héroe de la retirada” del terrorismo etarra. Exagera, porque no es héroe el que se retira forzado por las circunstancias. En cambio son héroes indiscutibles de la retirada ante el nacionalismo los socialistas y otras izquierdas. Enhorabuena.