Iglesias opta por la piel de cordero en TV y evitar mítines

ABC 05/06/16

· Los populistas eludirán los actos con militantes para evitar mensajes extremistas

El líder de Podemos ha decidido enfundarse la piel de cordero hasta el 26 de junio. La estrategia de la confrontación, los malos modos, los insultos y los mensajes radicales han ofrecido una imagen «distorsionada» de la formación que pretende sustituir al PSOE como referente de la izquierda después de las elecciones. De hecho, en el entorno del propio Iglesias se reconoce que no hará muchos mítines porque «al final la gente que va a estos actos te pide que hagas sangre con el contrario y eso podría ahuyentar a los electores más moderados socialistas que necesitamos que confíen en nosotros». Esa estrategia «templada», sostienen las mismas fuentes, abundaría en la línea estratégica que ha sostenido Íñigo Errejón, partidario de atraer en horizontal a sectores sociales que, aunque no comulguen con la izquierda tradicional, sí se sienten traicionadas por los dos grandes partidos y su connivencia con la corrupción. En la fuerza morada se reconoce que «era imprescindible una alianza por la izquierda con Alberto Garzón, pero ahora hay que evitar que se nos relacione con el viejo comunismo y con los postulados de una ideología que está ya trasnochada en Europa y en el mundo».

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Las banderas comunistas
Ese es, a juicio de los interlocutores de ABC, el gran temor del partido de Iglesias; de ahí que se encendieran las alarmas cuando hace unos días, en un acto público de Unidos Podemos (la marca conjunta de los partidos de Iglesias y Garzón) en Ciudad Real, las banderas republicanas y comunistas (con la hoz y el martillo) monopolizaron los símbolos de la nueva confluencia de la izquierda. Dentro de Podemos «incomodó» sobremanera esa imagen que choca con la transversalidad que persigue la formación morada.

Esa es, reconocen las citadas fuentes, la principal razón por la que se van a limitar los actos electorales conjuntos con la antigua Izquierda Unida. Abrirán y cerrarán campaña juntos y solo se repetirá esa imagen de la reunión de los viejos amigos Iglesias y Garzón en Barcelona, Alicante y Jerez. Los demás eventos políticos los harán por separado, salvo algún encuentro entre el diputado de IU y su enemigo político en las filas de Podemos, Íñigo Errejón, con el fin de demostrar la superación de los roces.

La campaña presentada el pasado jueves bajo el epígrafe «La sonrisa de un país» y el logo de un corazón multicolor es la visualización diáfana del intento de evitar los mensajes extremistas y la ideologización de su discurso. Además, y a pesar de la presión de Julio Anguita (muñidor de la alianza de ambos partidos), Podemos no quiere comprometerse a mantener esa coalición después de los comicios. Tanto es así que Iglesias ha comunicado a su equipo que la herida abierta con el sector que encabeza Errejón, contrario al escoramiento a la izquierda, todavía supura y es mejor ir «despacio, hasta ver qué dicen las urnas el 26 de junio y decidir si es o no un matrimonio para siempre».

La estrategia de la polarización entre PP y Unidos Podemos, marginando al PSOE, es una apuesta irrenunciable para Iglesias, que intentará, reconocen en la formación morada, que tenga un eje: continuismo o reforma, y no tanto derecha e izquierda radical, como ocurrió hace seis meses. De hecho, el líder de Podemos tiene claro que «igual que en las elecciones del 20 de diciembre la campaña fue fundamental para darnos a conocer, ahora casi nos sobra porque todo está decidido a falta de los debates que podrían inclinar el voto de los indecisos». Por ello, la intención del equipo electoral es que «Iglesias tenga contactos sectoriales con la sociedad, pero sin prodigarse en grandes mítines para convencidos y que se dedique fundamentalmente a recorrer las televisiones, con mensajes moderados que no asusten a nadie, y que puedan convencer a electores que solo buscan la regeneración de la política española y medidas económicas que beneficien a la clase trabajadora sin importarles el color del partido».

Para conjurar uno de los fantasmas que persigue a Podemos –su connivencia con el régimen venezolano– la estrategia pasará por inscribir ese problema en «la política exterior» y criticar el escapismo del PP o, incluso, del PSOE de Felipe González, por eludir los retos en España y refugiarse en asuntos que afectan a otros países. La orden es contestar a la pregunta que habitualmente se les formula en los programas políticos comparando el régimen de Maduro con otras dictaduras como Arabia Saudí o Marruecos, como hizo el pasado viernes en TVE, sin explicar las sombras sobre la financiación venezolana (siete millones de dólares) de la fundación CEPS, matriz de la actual Podemos.

Los dirigentes populistas creen que alcanzar en votos a los socialistas de Pedro Sánchez «está al alcance de la mano» y no descartan que, si el debate televisivo que se celebrará entre los cuatro candidatos el próximo 13 de junio les va «un poco bien», el «sorpasso» se materialice también en escaños, imprescindible, en un sistema parlamentario como el español, para erigirse en la primera fuerza de la izquierda. Los jefes de campaña de la formación morada consideran que «el PSOE se ha quedado en tierra de nadie y en una campaña tan polarizada como la actual eso se paga en las urnas».

Película de León de Aranoa
La película-documental que se estrena estos días sobre los inicios de Podemos, dirigida por León de Aranoa, será otro de los platos fuertes electorales. Aunque sus dirigentes advierten que la llegada a las salas de la cinta, de más de dos horas de metraje, estaba prevista para después de los comicios del 20 de diciembre, la inesperada repetición de la cita electoral «ha posibilitado» que su estreno coincida con la precampaña.

En el filme, que cuenta con los parlamentos del propio Iglesias, Errejón y Juan Carlos Monedero, se detalla «la hipótesis Podemos», contada por sus propios protagonistas. Tanto, que las cámaras asistieron a las tripas de las decisiones en esta formación hasta que se celebraron las europeas de hace dos años.