¿Inteligencia y policial?

EL MUNDO 10/02/17
SANTIAGO GONZÁLEZ

A veces no valoramos en su justa medida los esfuerzos de los jueces. Un suponer, el juez titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, José de la Mata Amaya, se ha mosqueado y con razón. Le acompaña en el mosqueo, con los mismos motivos, la fiscal-jefe Anticorrupción con carácter interino, Belén Suárez.

Hace ya unos meses, en relación con el caso de Jordi Pujol Ferrusola, la Policía elaboró un informe en el que se implicaba a varios ex altos cargos del PP, concretamente los ex secretarios de Estado Costa y FernándezNorniella. El contenido del informe eran correos de Pujol júnior en un pendrive cuyo origen no está perfectamente acreditado para el juez, que se malicia que su origen pudiera estar en un hackeo de la correspondencia de Pujol. Preguntados los agentes por tales pormayores, se expresan con lo que al juez y a la fiscal les parecen vaguedades, como por ejemplo, la «inteligencia policial», que no digo yo que no exista, pero que muy bien podría constituir un oxímoron.

Así las cosas resulta que un agente ha entregado al juez un nuevo pendrive, con una información tan misteriosa como su origen. Al parecer se lo encontró un compañero rebuscando en un cajón. El juez De la Mata ha procedido a aislarlo y precintarlo como una prueba separada, sin investigar su contenido hasta que estén presentes las partes, a las que ha citado para el martes próximo.

Uno comprende al juez y a la fiscal. Ya tenían bastante con el caso Pujol en sí mismo, para que ahora tengan que desdoblar su celo investigador en una doble dirección: por una parte, las andanzas de Pujol Ferrusola, y por otra, las andanzas policiales, con un trajín de notas cruzadas que rozan el surrealismo y cuyas informaciones nadie puede acreditar de dónde salen. Por si esto no garantizaba un grado de confusión satisfactorio, ha venido a meter el cazo en esa olla el propietario de la agencia de investigación Método-3. Marco, que así se llama el hombre, ha denunciado que dos antiguos trabajadores suyos, Tamarit y Peribáñez,a los que acusa de haber recibido dinero de los comisarios Villarejo y Martín Blas a cambio de realizar distintos seguimientos– quizá no legales del todo– y obtener informaciones que están en la base de las notas policiales. El juez se teme que Interior actúa de manera irregular desde hace tiempo y que algunas pruebas introducidas en la causa podrían determinar su nulidad. De ahí que haya bloqueado la incorporación de nuevos datos hasta que esté claro su origen, y haya citado para el resto del mes de febrero a varios de los personajes claves de este enredo. El jueves próximo tomará declaración al comisario Eugenio Pino, número dos de la Policía, que esta semana declaraba en estas páginas que había pedido la detención de los Pujol, pero que los jueces son muy garantistas y no pudo ser.El día siguiente al comisario Martín Blas y el día 23, coño, qué aniversario, a los detectives Tamarit y Peribáñez.