La alianza Sánchez-Podemos

EL MUNDO 14/02/17
LUIS MARÍA ANSON

DURANTE el pasado mes de julio, el PSOE de Sánchez y el Podemos de Iglesias llegaron a un acuerdo firme porque sumando a los suyos los escaños de los partidos nacionalistas disponían de mayoría absoluta para la investidura. Como el PP había ganado las elecciones era conveniente que Rajoy se estrellara, justificando a continuación, en aras de la estabilidad política, la aceptación por parte del PSOE del apoyo directo o indirecto de las agrupaciones independentistas. Había que engañar, eso sí, a Rajoy para que se presentara a la investidura y para ello el primer engañado debía ser Felipe González. Así es que Sánchez aseguró al expresidente que el PSOE se abstendría en la segunda votación de la investidura para permitir a Rajoy superar el trance. El líder del PP aceptó el encargo del Rey creyendo en la abstención del Partido Socialista. Y se estrelló.

A continuación Sánchez pretendía presentarse a la investidura con el apoyo de Podemos y contando con los secesionistas, conforme a lo que habían acordado enmascaradamente. Así lo ha revelado el juez Vidal. Felipe González montó en cólera. Declaró públicamente que había sido engañado por Sánchez. Y como consideraba que la operación en marcha significaba la fagocitación del PSOE por parte de Podemos alentó aquel borrascoso fin de semana en el que Sánchez fue escabechado. Se restablecía la lógica y el PSOE socialdemócrata, a pesar de sus profundas discrepancias con el PP, permitió que Rajoy ganara la investidura. En esa decisión de la Gestora influyó que las encuestas otorgaban a Podemos un sorpasso abrumador en las hipotéticas elecciones de diciembre.

Pedro Sánchez, político de tan cortos alcances como larga ambición, pretende ahora a la desesperada reproducir la situación que le puso el caviar en los labios. Si ganara las primarias podría llegar a disponer en el actual Congreso de los Diputados de 179 escaños. Parece claro que, ante el riesgo de una moción de censura, Mariano Rajoy convocaría nuevas elecciones. Difícil aventurar si se reproduciría una situación electoral semejante a la actual, pero no se puede descartar que un Frente Progresista, es decir, el Frente Popular ampliado, con los socialistas radicales de Sánchez, los comunistas de Podemos y la suma de los partidos secesionistas, bordee la mayoría absoluta. Claro que antes los militantes socialistas tienen que elegir en primarias entre un PSOE moderado o un PSOE radical. Otra vez entre Indalecio Prieto y Largo Caballero.

La volatilidad política exige no elucubrar. Pero la alianza entre el sector comunista de Podemos, robustecido el inteligente Pablo Iglesias por el Congreso del domingo, y la facción extremista del PSOE que respalda a Sánchez, más el voto enmascarado de los secesionistas, podría enterrar el espíritu de la Transición. Aquella proeza política, que significó el pacto entre el centro derecha y el centro izquierda en cuestiones sustanciales de territorialidad, política internacional, terrorismo y grandes crisis, ha proporcionado a los españoles cuatro décadas de estabilidad, progreso y libertad. La aventura de Sánchez, si el PSOE no se desembaraza de una vez de semejante personaje, puede suponer la fractura del sistema de la Transición, consolidado tras la larga victoria en 1982 de los socialistas de Felipe González.

Luis María Anson, de la Real Academia Española