POR SANTIAGO GONZÁLEZ-EL MUNDO

LOS ESPOSOS Ferreras son gente con una idea de las cosas, pero ambos parecen muy impresionables. Ellos, sus invitados y sus analistas se hicieron eco alarmado del mitin multitudinario de Vox en Vistalegre, el lugar donde pinchó Podemos la segunda vez que lo intentó. Ella en ‘El Objetivo’; él en ‘Al Rojo vivo’ calificaron a Vox de: la extrema derecha, la ultraderecha, la derecha dura y algunas otras etiquetas dentro del mismo campo semántico.

Ni un solo dirigente de Vox para hablar de su partido. El gran Ferreras siempre resuelve estas cosas con analistas de Podemos. En esta ocasión fue la gran Rita Maestre (Arderéis como en el 36, el Papa no nos deja comernos las almejas) la que fue entrevistada para clavar el calificativo exacto: fascistas.

En la era Zapatero se llamaba ‘la derecha extrema’ al PP de Mariano Rajoy. ¿De qué hablamos en España al decir ‘extrema derecha’?

En la Transición, el concepto estaba ligado a la añoranza de la dictadura, a la violencia y a la negación de las libertades. La ultraderecha, los tíos de las cadenas, los asesinos de Atocha, los matones de Blas Piñar, además del actual dirigente de Podemos, Jorge Verstrynge, sumaban el voto del ‘no’ en el referéndum de la Reforma, el 2,56% de los votantes. Dos años más tarde eran el ‘no’ a la Constitución y sumaban el 7,58%. ¿Tanto habían crecido? No. Eran básicamente FE-JONS y FN. Les acompañaban ERC, EE, HB. OCI, PORE, LCR, POUM, PSAN, BNPG, UC, PCE(m-l), etc. Para llegar al 7,58% de los votos había que sumar a toda la extrema derecha y toda la extrema izquierda.

Hoy, son la derecha extrema quienes defienden la Constitución y la unidad de España y rechazan de manera radical el terrorismo etarra. A veces se producen efectos tan chuscos como el de Aznar reivindicando su legado de un centro-derecha unido frente a la división que ha heredado Pablo Casado. Olvida decir que él no lo dejó tan unido cuando expulsó del PP a Vidal Quadras para satisfacer a Pujol, el gran mangante. El artista de la izquierda, el doctor Fraude, transita por la senda que abrió Zapatero, decía Rosa Díez en afinado trino, pero la ha perfeccionado: va a llevar la mojama de Franco al centro de Madrid y a Vox al Congreso de los Diputados.