La gran oportunidad

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 04/06/17

José María Carrascal
José María Carrascal

· Por primera vez, participamos de hecho y con pleno derecho en la refundación de Europa.

Los políticos se dividen en dos grupos: los que sólo piensan en sus beneficios y los que piensan en el bien del país. Los primeros nunca pasarán de políticos de partido; los segundos alcanzan la categoría de estadistas, de hombres, o mujeres (pues también las hay) de Estado. Y ninguna ocasión mejor para mostrar le categoría de cada uno o una que las crisis, que traen no sólo sufrimientos, sino también oportunidades.

La mayor crisis económica desde la de 1929, aún no cerrada, junto a dos eventos inesperados, el Brexit y Donald Trump, obligan a los europeos a tomar medidas extraordinarias para que su gran proyecto unitario no se vaya al traste. Es lo que suele llamarse «hacer de la necesidad virtud». La salida del Reino Unido deja a la Unión Europea sin uno de sus principales socios. Pero no hay que olvidar que los ingleses nunca han sido socios de fiar. Es más, desde que ingresaron en el proyecto –al ver que no podían evitarlo– no han hecho otra cosa que ponerle palos en las ruedas, no participando en sus pasos decisivos, como el euro.

Su salida, por tanto, permite a los restantes avanzar a más velocidad, como un coche sin el freno de mano alzado. Lo de Trump es más grave, aunque se veía venir. Nunca le gustó la UE, Alemania especialmente, pese a tener un abuelo alemán (algún día les hablaré de ello, hoy hay cosas más importantes de que hablar), y no sólo lo ha dicho, sino actuado consecuentemente al exigirnos mayor participación en la defensa común y denunciando los acuerdos globales, como el del clima. En este sentido, Donald Trump se está portando como un ultranacionalista norteamericano, al estilo de los ultranacionalistas europeos. Con la diferencia de que los Estados Unidos son la primera potencia mundial.

Frente a tan malas noticias, Europa presenta en su haber el frenazo que viene dando a la ultraderecha y que el eje franco-alemán, cimiento de su unidad y desarrollo, se consolida con la llegada de Macron al Eliseo. Pero no basta. Tiene que olvidar la indolencia que venía mostrando, recostada en su Estado de bienestar. Tiene que encargarse de su propia defensa y no dejarla en manos norteamericanas. Tiene, sobre todo, que reformar sus estructuras y lograr la plena unidad.

Para ello, como han urgido voces autorizadas, necesita funcionar cuanto antes como unos Estados Unidos europeos, con un ministerio de Economía, un presupuesto y, lo más importante, una fiscalidad común, argamasa de los Estados-naciones. ¿Lo logrará? No me atrevo a asegurarlo. Demasiados obstáculos por medio. Pero dependerá de nosotros jugar un papel importante en el siglo XXI o convertirnos en el parque temático de asiáticos y norteamericanos de vacaciones.

Para los españoles representa una oportunidad y un desafío: por primera vez, participamos de hecho y con pleno derecho en la refundación de Europa, donde apenas contábamos desde hace siglos. Claro que antes tenemos que afianzar los cimientos de España. ¿Seremos capaces?

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 04/06/17