La hora de los trujamanes

ABC 14/02/17
RAMÓN PÉREZ-MAURA

· La multiplicidad de lenguas que propone Meritxell Batet no sirve para el diálogo, sino para la incomunicación

DOÑA Meritxell Batet, de probada lealtad pedrosanchista, mora hoy en el entorno de la candidatura de Patxi López. Está en su derecho. Quizá este alineamiento con el lendakari más efímero de nuestra democracia haya influido en su decisión de presentar ayer en el Congreso una proposición de «ley de lenguas» para posibilitar el uso de las lenguas oficiales en cualquier otra comunidad autónoma que no sea aquella en la que esa lengua es hablada por una parte relevante del común. O sea, que en Madrid podamos dirigirnos al juzgado de guardia a interponer una demanda y pedir ser antendidos en vascuence –y tener que hacerlo la Administración de Justicia en esa lengua–. Eso debe de ser lo «normal».

Batet explicó ayer que su iniciativa potencia la «conciencia colectiva de la riqueza que suponen estas lenguas para el país», lo que «puede ayudar al reconocimiento mutuo y es elemento de cohesión» y «mueve al diálogo». Empecemos por el principio. La multiplicidad de lenguas no sirve para el diálogo, sino para la incomunicación. El paraíso de la comunicación y el diálogo sería un planeta en el que todos habláramos la misma lengua. A más lenguas, peor comunicación. Si yo tengo que hablar con alguien cuya lengua es el vascuence nuestro diálogo será –en el mejor de los casos– por señas –con perdón–. Y por si doña Meritxell no puede entenderlo, me permito explicarle que todos los españoles tenemos la suerte de poder comunicarnos con una misma lengua. Eso sí que facilita el diálogo que ella dice proponer poniéndonos a cada uno a hablar en diferentes lenguas.

Otrosí: esta afición que tienen algunos diputados a disparar cañonazos con pólvora del Rey conviene traducirla en números. Sería necesario empezar por presentar un presupuesto del coste que representaría en los presupuestos generales del Estado y en los autonómicos el disponer en todas las comunidades de los medios necesarios para atender a quien lo requiera en todos los idiomas cooficiales. Lástima que no se pueda prever por adelantado cuál sería el uso real de ese servicio para poder cuantificar con detalle el despilfarro. Claro que es probable que la genial idea de Batet sirva para dar colocación lejos de Cataluña a los muchos catalanes que están espantados de la deriva que ha tomado su tierra, gracias en buena medida a las disparatadas políticas del PSC. Y no sería tan mal arreglo para ellos. Porque ya me dirán a quién va a contratar la diputación de Almería que hable catalán y castellano si no es a un catalán. Y el Ayuntamiento de Gran Canaria que hable vascuence si no es a un vasco. O la diputación foral de Guipúzcoa que hable valenciano si no es un valenciano. Me gustaría ver cuántos valencianos encuentran que hablen vascuence. Hará falta contratar a más trujamanes. No paramos de mejorar.