La nueva hora de Europa

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 21/05/17

Ramón Pérez Maura
Ramón Pérez Maura

· En el Gobierno de todos los colores de Macron, el anti europeísmo no tiene cabida.

Los Gobiernos que pescan en muchos caladeros no necesariamente tienen una base más amplia ni un apoyo más extendido. Entre otras cosas porque pueden generar la sensación de no ser de nadie. Puede ser el caso del nuevo ejecutivo de Macron, que como contaba en estas páginas Juan Pedro Quiñonero, a los diez días de su elección sólo tenía el respaldo del 45 por ciento de los franceses.

A esa altura de sus presidencias, Sarkozy tenía un 59 por ciento y Hollande un 58. La diferencia es notable. Pero sí es cierto que parece claro que Macron quiere distanciarse de lo que fue el socialismo del primer Hollande. Y prueba de ello son las críticas que recibe del Partido Socialista y de las gentes de Jean-Luc Mélenchon. La novedad más interesante del nuevo Gobierno Macron es su cambio radical en la actitud frente a lo que representa Europa. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del mes pasado, vimos cómo los candidatos que hacían bandera de su oposición a las instituciones europeas obtenían en primera vuelta más de un 40 por ciento de los sufragios.

Pero en este gobierno de todos los colores, con ministros de izquierda, centro y derecha y con ministros apartidistas, el anti europeísmo no tiene cabida. No sólo no la tiene, sino que hay dos ministerios que llevan la referencia europea en su enunciado. Algo insólito, nunca antes visto dentro o fuera de la UE. Porque tener un Ministerio de Asuntos Europeos es algo bastante habitual, aunque en España no lo hayamos tenido desde nuestra incorporación en 1986. Antes, entre febrero de 1978 y febrero de 1981, tuvimos un Ministerio para las Relaciones con las Comunidades Europeas, ocupado primero por Leopoldo Calvo-Sotelo y después por Eduardo Punset. Después de eso ha quedado reducido a la condición –no menor, ciertamente– de Secretaría de Estado.

Ese Ministerio de Asuntos Europeos lo ocupa ahora en Francia la centrista Marielle de Sarnez, que era eurodiputada desde 1999. Y a ello hay que sumar el que el Ministerio de Asuntos Exteriores pasa a llamarse «de Europa y Asuntos Exteriores». El entusiasmo puede prestarse al equívoco, porque dos ministerios con una rúbrica similar pueden llevar a confusión. Los nombres no deben confundir. Es de recordar el caso de don José Solís Ruiz, que hizo una visita oficial a Francia en su condición de ministro secretario general del Movimiento y el general De Gaulle le puso como interlocutor… al ministro de Transportes.

Lo cierto es que frente al euroescepticismo creciente en Francia, la reacción de Macron ha sido la de dar la cara y blasonar europeísmo, lo que puede representar una nueva hora de Europa. Que no haya lugar a equívocos. Y eso le da autoridad moral para sentarse a discutir la reformulación europea con la canciller Merkel. Algo que han intentado sus predecesores con nulo éxito. Es evidente que Merkel, que ya ha tenido como interlocutores en el Elíseo a Hollande, a Sarkozy y a Chirac antes de Macron, tiene su propia auctoritas. Pero también está claro que los nuevos tiempos en Francia parecen venir marcados por una voluntad de decir las cosas sin avergonzarse de nada, como hizo el nuevo primer ministro, Edouard Phillipe, que se declaró «de derechas» sin que nadie se lo preguntase. ¿Se imagina alguien a Rajoy haciendo idéntica declaración?

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 21/05/17