La revolución nicaragüense y la hipocresía de la izquierda europea

EL ECONOMISTA 08/03/17
JAVIER NART

· Cuando Daniel Ortega caiga, la izquierda europea seguirá pontificando

Contemplo con ya habitual tristeza y rechazo el bucle permanente de algunos sedicentes izquierdistas que superan sus frustraciones propias exportando sus ideales y mitos a lejanos lugares en los que fijan sus esperanzas. Que se produzcan en esos «paraísos» escandalosas violaciones de derechos humanos (¿libertad para qué?, como expuso Lenin al socialista Fernando de los Ríos) son «contradicciones secundarias».

Hace unos días la ¿izquierda? europea (GUE) en el Parlamento Europeo, ante dos resoluciones de urgencia sobre violaciones de derechos humanos en la Guatemala (oligárquica) y la Nicaragua (¡¿revolucionaria?!), adoptó una posición bipolar, esquizofrénica. Respecto a la muy justa resolución sobre violación de derechos humanos en Guatemala, la apoyó, ampliándola en hiper-condena a las multinacionales que (es cierto) despojan a las comunidades indígenas, pero respecto a Nicaragua les salió el hipócrita velo de complicidad con la cleptocracia familiar Ortega ¿sandinista?. Y surgió el «respeto a la soberanía nacional nicaragüense», a modo de «no pasarán».

Que el «democrático oligarca» Daniel Ortega y su «ejemplar» esposa la vicepresidenta doña Rosario posea una de las mayores fortunas de Nicaragua. Que se alíe con la más negra reacción de los hombres de negocios («el gordo Alemán», corruptísimo expresidente condenado judicialmente y amnistiado por el «revolucionario comandante»), con la Iglesia más carca, el Obispo Obando, que obtuvo del matrimonio Ortega la prohibición del aborto (incluso aceptado en España por el PP ¡y que consideran insuficiente!), que los verdaderos sandinistas hayan abandonado el putrefacto y traicionado FSLN, a nuestros progres les trae al pairo.

Cuando ese espantajo pseudorevolucionario se derrumbe, como ocurrió con el bloque «socialista», no reconocerán lo que ya conocen. Seguirán callando y pontificando como permanentes profetas de lo justo. No cambian. Se repiten a sí mismos. Como el ajo.