Lágrimas en la lluvia

IGNACIO CAMACHO – ABC – 10/07/16

· La triple negativa del PSOE es metafísicamente insostenible pero Rajoy está obligado a proporcionarle una salida.

Hay mucho de irresponsable en esta espera, incluso de falta de respeto a los ciudadanos. Al cabo de doscientos días de bloqueo, los partidos continúan fiándolo todo al arreón de la última apuesta como tahúres inmóviles que miran de reojo al adversario. El que reparte las cartas, que es o debería ser Rajoy, lleva dos semanas convertido en estatua. Una táctica que le dio resultado en la fallida legislatura anterior pero que ahora no procede repetir porque esta vez las urnas le han entregado una iniciativa clara.

Al quedarse a la expectativa está permitiendo que se achique su victoria. Su error consiste en depositar toda la presión sobre el PSOE como si éste le debiera algo, en vez de proceder desde el principio a construir con C’s una minoría insuficiente pero sólida. No es lo mismo gobernar con 137 diputados, un calvario, que con una masa crítica de 169. Y mientras no sume esa base agregada, los socialistas tendrán pretexto para situarse a la defensiva.

Eso es exactamente lo que han hecho. Su solemne triple negación –no al PP, no a Podemos, no a las terceras elecciones– es metafísicamente insostenible, pero les concede respiro para comprar tiempo. Sánchez no acaba de despejar del todo la posibilidad de intentar una alternativa de izquierdas; ayer se lo reprochó Susana Díaz. Aunque no tiene respaldo interno para promoverla, quizá la quiera usar para encarecer una abstención de última hora.

El presidente debe darle una salida digna y eso pasa por asociarse primero con Rivera. Será difícil que Ciudadanos entre en el Gobierno –pese a que a muchos de sus cuadros les gustaría ¿verdad, Luis Garicano? sentarse ante el cuadro de mandos–, porque su líder teme quedar diluido en un papel subsidiario; sin embargo las dos fuerzas comparten un modelo de sociedad y ese consenso ha de quedar reflejado al menos en un acuerdo de partida. Y a partir de ahí el PSOE se quedará sin coartadas para no mover ficha. Es posible que aún quiera proporcionarse una inútil autosatisfacción: bloquear una investidura completa para darse a valer, hacer sufrir a Rajoy y obligarlo a volver en septiembre con otra oferta.

Los españoles no están impacientes porque el país ha aprendido a funcionar por su cuenta, pero no conviene minusvalorar la autoestima ciudadana en un momento de desconfianza en las instituciones. Los partidos, en especial los de oposición, deberían ser conscientes de que el postureo estéril desgasta la reputación general de la vida pública.

La gente ha dejado de creer en la palabra de los políticos porque sabe que carece de vigencia y que sus contratos verbales tienen una firmeza líquida. Son lágrimas bajo la lluvia. La charlatanería mediática, la compulsiva costumbre de hablar por hablar, ha provocado que «no» acabe por significar «sí» y que «nunca» quiera decir «por ahora». Exactamente igual que en la vieja política. La de siempre. La única.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 10/07/16