RAÚL PIÑA MADRID-EL MUNDO

Álvarez de Toledo, Pagaza o Arrimadas acaparan el protagonismo en la campaña

Insultos. Amenazas. Resistencia. Oposición. Liderazgo. Solvencia. Cercanía. La crónica de la campaña se escribe en femenino. Las mujeres centran el protagonismo, elevándose a verdaderos baluartes de los partidos. Sí, ellos –los hombres– son los candidatos a presidente, pero ellas se baten el cobre en la calle, se enfrentan al boicot nacionalista y las amenazas. Y se fajan en los debates. Cayetana Álvarez de Toledo (PP), Inés Arrimadas y Maite Pagazaurtundúa (Cs) son el dique contra el acoso independentista. María Jesús Montero (PSOE) e Irene Montero (Podemos) son la cara y voz de sus partidos. Sus líderes delegan en ellas la defensa pública de sus propuestas.

La disputa por la Moncloa es un patriarcado, pero la contienda, en el día a día, es de las mujeres. «No sois antifascistas, sois matones abertzales», clamó este domingo Pagazaurtundúa en Rentería, en medio de amenazas y una cacerolada. «La libertad significa la libertad de disentir. Eso es lo que no habéis aprendido todavía», les dijo a los radicales, mirándolos a los ojos. La misma mirada que no apartó Álvarez de Toledo en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) de los radicales que pretendían amedrentarla para impedir su presencia en un acto, al que también asistía Pagazaurtundúa. O Arrimadas, fajada en el cuerpo a cuerpo con el secesionismo, que vio cómo le retiraban la palabra en el Parlament por criticar los descalificativos de Torra hacia los castellanohablantes.

En una campaña dominada por la crispación, los boicots e incidentes, ellas afianzan su liderazgo. Lejos de amedrentarse, entran al cuerpo a cuerpo. «Esta televisión participó activamente en el golpe a la democracia», espetó ayer Álvarez de Toledo durante una entrevista en TV3.

«Tienen liderazgos asentados, están formadas y pocos pondrían en cuestión que serían intercambiables con sus líderes», explica Verónica Fumanal, consultora política. «Tiene trayectorias donde nadie les ha regalado nada y, además, los partidos saben que suman».

Su protagonismo provoca, por ejemplo, que Arrimadas ocupe el mismo espacio que Rivera en los clásicos carteles de las farolas en la calle; que Álvarez de Toledo haya situado Cataluña como un puntal para el PP; o que Irene Montero protagonice alguno de los actos más importantes de Podemos, hasta el punto de que fue el primer acto de campaña fue comandado por ella.

«Álvarez de Toledo tiene un papel protagonista. Para el PP, Cataluña siempre ha sido un talón de Aquíles y ahora pelea con una mujer que consigue abrir los telediarios. Hace que el PP exista en Cataluña», desgrana Fumanal.

«Vergüenza os debería dar recibir a los asesinos con aurreskus de honor y no dejarnos decir a nosotros lo que nos da la gana». El discurso el domingo de Pagazaurtundúa en Rentería, pasional, emocionado, caló más que el mensaje político lanzado por Albert Rivera. Fue el que quedó en el ideario. Su posición refuerza desde la cercanía –era el pueblo donde nació su madre– la posición de Cs frente al nacionalismo. «La libertad de conciencia, la libertad de poder pensar como queremos, es uno de los fundamentos de la democracia», defendió tras el boicot de radicales en la UAB.

«Arrimadas es a todos los efectos de importancia la número dos. Hemos jugado claramente ese tique electoral, con una candidata que habla claro y es valiente. Tiene el peso que le corresponde por la posición que ocupa en el partido», explica José Manuel Villegas, director de campaña de Cs.

Prueba de que ellas son las protagonistas es que el debate que hoy emite TVE estará protagonizado por Cayetana Álvarez de Toledo, María Jesús Montero, Irene Montero e Inés Arrimadas. «Porque son solventes, no porque son mujeres», concluye Fumanal.