Las discusiones, al Congreso

ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 26/07/16

· Solo hay una manera democrática, transparente y definitiva de exhibir la irresponsabilidad de pedro sánchez castejón y Albert Rivera, y es llevándolos al parlamento a que digan con solemnidad que prefieren la ausencia de gobierno a un gobierno encabezado por la lista más votada, claramente más votada, por los españoles y la única con la que puede formarse una mayoría de gobierno.

Pero el presidente Rajoy, aconsejado por sus temibles asesores, parece preferir la repetición de la maniobra de diciembre y eludir el debate de investidura si no tiene garantizados los votos necesarios para seguir siendo presidente. Como en diciembre vuelve a oírse el peregrino argumento: a la investidura se va a ser investido.

El argumento, de una insoportable tosquedad, refleja bien el papel del parlamento: un lugar con trampa, donde los resultados están amañados, al que no se acude a argumentar ni a convencer sino solo a sancionar. Rajoy, con su actitud remisa, no descubre nada nuevo sobre el funcionamiento parlamentario; pero la exhibición no deja de resultar obscena.

Si no para enaltecer el devaluado arte de la convicción, la sesión de investidura debería permitir que los españoles observaran con el pleonasmo de sus propios ojos las razones [sic] por las que sánchez castejón y Rivera bloquean un acuerdo de gobierno. Y permitir que las observaran como se debe, que es en el fuego cruzado, pero ordenado e inteligible, del debate parlamentario.

Para tomar la decisión de someterse a la investidura es indiferente que Rajoy piense que sacará o no de ella un beneficio político: se trata de su obligación y ha de cumplirla. La formación del gobierno puede bloquearse, pero la política no puede estar bloqueada. Los ciudadanos votan para que haya política, con independencia de que resulte al fin una política fracasada. Pero, además, es improbable que Rajoy no obtuviera de la investidura un beneficio contante y sonante.

No solo porque es mucho mejor parlamentario que todos sus rivales, sino porque le asisten la razón de las cosas y la opinión mayoritaria de los ciudadanos. Rajoy dijo no a la investidura de diciembre porque se estaba fraguando un pacto entre la izquierda y los nacionalismos. De ese pacto no hay ahora señal alguna. Puede que la sesión no sirviera, finalmente, para hacerle presidente; pero en ese caso sería un paso decisivo para acabar con la carrera política de sánchez castejón y Rivera. Lo que no dejaría de ser una investidura a plazo.

ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 26/07/16