Las fugas irresponsables

HERMANN TERTSCH – ABC – 05/07/16

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Tres grandes protagonistas del momento más dramático en el Reino Unido han decidido huir de la política.

Desde que una mayoría de votantes en un referéndum decidiera que el Reino Unido se retira de la Unión Europea, un fantasma recorre aquellas islas, y es el de la retirada de políticos con responsabilidad en el cataclismo. En Londres ahora lo único realmente de moda es convocar una conferencia de prensa para anunciar la dimisión, la retirada, la jubilación. O la huida. Hay que decir que es una moda conservadora porque el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, repudiado por el 80% de sus diputados, no se va ni con agua caliente.

Pero estamos en una racha espectacular. Comenzó con ello el principal responsable del síncope político histórico que sufren el Reino Unido y toda Europa, David Cameron. «Adiós. Os ordeno un poco los papeles y me voy», vino a decir en la mañana del 24 de junio. Eso nada más saber que concluía en catástrofe su apuesta juguetona y arrogante para imponerse a sus compañeros de partido, aquel alarde irresponsable de valor y generosidad con pólvora ajena. Nunca pensó que pudiera perder. Ahora, con todos sus planes de gobierno hechos añicos y ante una salida de la UE para la que no hay plan alguno, Cameron se quita de en medio. Iba a sucederle como primer ministro su amigo y enemigo más fiel, Boris Johnson.

David y Boris, siempre juntos a lo largo de la vida, aunque siempre separados, diferentes, rivales. Como en esa foto de una gala del colegio en el que fueron compañeros, por supuesto Eton. David de pie, más pretencioso y solemne, Boris sentado, con la mata rubia sobre los ojos, cara de gamberro displicente. Este Boris con una trayectoria arrolladora en política y gestión, creación, escándalo y enredo y un pedigrí perfecto, con aristocracia, bellezas y hasta príncipes turcos. Alcalde olímpico y triunfal de Londres, se decidió a última hora a dar la batalla contra Cameron en el referéndum.

Fue la estrella del Brexit. Y ganó. ¿Cómo no aspirar a sustituir a David? Boris, adorado por sus gentes, para muchos el más perfecto narciso en la política británica. Lo apuñalaron los suyos. El siempre irredento Boris no luchó y proclamó su retirada en horas. Debió de haber argumentos de peso mayor que las aspiraciones del gris ministro de Justicia, Michael Gove.

Ayer se unió a la desbandada Nigel Farage, el líder del UKIP, un político brutal, eficaz e inmensamente elocuente, que con Johnson ha sido adalid del Brexit. Farage anunció ayer que una vez conseguido el Brexit y «recuperado su país» quiere «recuperar mi vida». ¿Recuperar su vida de élite después de trastornar todas las demás? Tres grandes protagonistas del momento más dramático en el Reino Unido desde la pérdida del Imperio han decidido huir de la política.

Y de las consecuencias de sus acciones. Es un ejemplo espectacular de ese terrible fenómeno actual de la abolición de la ética de la responsabilidad, de la necesidad de que el gobernante considere las consecuencias de sus actos como imperativo moral. Ha sido suplida por una ética de la intención por la que la motivación funciona como eximente total para posibles efectos catastróficos de sus actos. No hay que ser un adversario del Brexit para ver en esta fuga motivo de un cuestionamiento moral profundo de la conducta de sus principales adalides.

Que debilita la salida de la actual situación traumática para construir una nueva normalidad británica fuera de la UE. Y que alimenta insensatas sugerencias y muy irresponsables propuestas de buscar algún ardid o trampa legal para anular el referéndum e ignorar el Brexit. Eso sería jugar con fuego y crear el peligro real de un enfrentamiento civil en el Reino Unido.

HERMANN TERTSCH – ABC – 05/07/16