Lo de Carmena

Santiago González-El Mundo

HAY QUE reconocer a la alcaldesa de Madrid que cuando se pone, se pone. Un episodio de la vida cotidiana, el fallecimiento por infarto de un senegalés, la sorprendió en París en una tarde lluviosa, como la muerte que preveía César Vallejo: «Me moriré en París con aguacero/ un día del cual tengo ya el recuerdo». Vallejo cumplió y se murió en París, mientras la alcaldesa más insuficiente de la capital de España, se estaba refiriendo a un mantero senegalés.

La muerte de Mame Mbaye no tenía secretos. Dos policías municipales trataron de procurarle los primeros auxilios, sin poder salvarle la vida. Los concejales de Carmena incendiaron adecuadamente el patio esparciendo bulos y mentiras. Mbaye padecía una cardiopatía congénita, le detectó la autopsia, pero la chusma que gobierna Madrid atribuyó la causa de la muerte a una inexistente persecución de la Policía Municipal que no llegó a producirse, mientras Carmena prometía investigación desde París en un tuit a las 23:21 del jueves, tres horas y 21 minutos de que el Ayuntamiento tuviera un informe policial.

Philmore A. Mellows planteaba una cuestión de interés. «¿En serio hemos llegado al punto en que la Policía debe desmentir una actuación que sería no sólo legal, sino también obligatoria, como método defensa y disculpa?».

Podemos, erre que erre, insiste en despenalizar la venta ilegal, tras la muerte del mantero. Carmen Álvarez corregía el disparate con un trino afinado: «¿No sería más lógico penalizar cualquier cardiopatía congénita?». Fran Aspirina se tomaba a bien la propuesta de Pablo Iglesias: «Que se legalice a los manteros me parece genial, nos vendrán bien más personas que paguen sus impuestos por venta ambulante, permisos, IRPF. Porque es así como lo solicitáis, ¿verdad?».

Martu Garrote trinaba por analogías: «Los manteros venden mercancía ilegal para sobrevivir. Perseguid a las mafias. Los camellos solo venden mercancía ilegal para sobrevivir. Perseguid a las mafias. Los chulos solo venden el cuerpo de las mujeres para sobrevivir. Perseguid a las mafias». Afinan más los trinos, pero los que rebuznan mandan en el Ayuntamiento.